(El Comercio)

La Feria de Muestras de Asturias ya tiene cartel

Una grúa de Naval Gijón y dos palmeras bañadas por la cambiante luz del ocaso son los elementos elegidos por Avelino Sala. «Conjuga el pasado industrial de la ciudad con un futuro aún por descubrir»

LUCÍA RAMOS | GIJÓN.

Se acerca uno de los eventos más importantes del año para gijoneses y visitantes. Desde hace más de medio siglo, la Feria Internacional de Muestras de Asturias, con sus cerca de 16 hectáreas de terreno en las que todo tiene cabida, ha formado parte de Gijón, haciéndose un hueco insustituible en la agenda estival de la ciudad. Sólo el año pasado, cerca de 700.000 personas visitaron el medio millar de stands en los que más de 2.000 expositores ofrecen productos de todo tipo y categoría.

El artista gijonés Avelino Sala ha tenido oportunidad de conocer algunos de los rincones más especiales del planeta pero, como él mismo reconoce, ninguno ha conseguido hacerle olvidar aquellas entretenidas tardes en las que podías encontrar un lujoso Jaguar junto a un cochecito de bebé. «Cuando era niño solía ir a pasar el día con mi familia, comíamos allí, veíamos las presentaciones y las novedades. Lo cierto es que era bastante entretenido y algo que no podía faltar, como una cita que hacía un poco más agradable el verano», rememora Sala, en cuyas manos depositó la Organización de la feria la misión de ponerle cara a la edición de este año. «Cuando me llamaron para proponérmelo me hizo una ilusión tremenda», reconoce el artista, quien apunta que «para alguien que vive lejos de Gijón, ésta es una forma de sentir tu casa un poco más cerca».

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Inmerso en pleno proceso creativo, pues en noviembre expondrá en el Museo de Bellas Artes de Asturias su nueva reflexión sobre la memoria industrial de la región, Sala quiso plasmar parte de ese pasado marcado por las factorías en el cartel oficial que ilustrará la 58 edición de la Feria de Muestras, cuyas puertas se abrirán al público el próximo 2 de agosto. Para ello, el artista eligió una de las antiguas grúas de Naval Gijón, cuya silueta recortada sobre una puesta de sol preside una obra que completan dos esbeltas palmeras. «Quise combinar la grúa, que representa nuestro pasado más industrial, con unas palmeras similares a las que hay en Poniente y que simbolizan tanto nuestro presente como un futuro aún por descubrir y que todavía no sabemos muy bien por dónde va», explica el autor, indicando que la puesta de sol del fondo «conjuga la nostalgia del ocaso, de lo que se fue, con la luz, lo que vendrá, de lo que la feria, con sus puestos y sus negocios, es el máximo exponente».

«Vivo lejos de Gijón y hacer este cartel me ayuda a sentir mi casa un poco más cerca»«Cuando era niño solía pasar el día en la feria con mi familia, era una de las citas del verano»
El autor del cartel, para quien el futuro de la región no está demasiado claro, «el cierre de empresas plantea una situación complicada», señala que lleva varios años trabajando en el ámbito de la memoria industrial. Algo que, de primeras, puede parecer poco conectado con el arte, pero de lo que él extrae numerosas ideas y sensaciones. «Me interesan los procesos económicos, ver cómo evolucionan las sociedades... además, las empresas que cerraron estos años forman parte del archivo mental que uno tiene y sus iconografías permaneces en nuestra memoria integradas en los recuerdos de la infancia», apunta. Será una alfombra tejida con los logos y marcas de estas desaparecidas industrias la que dará la bienvenida a quienes acudan a visitar su exposición el próximo otoño.