Montserrat Serrano | Profesora superior de piano y órgano
"En Gijón la actividad coral es como una plaga, algo estupendo y muy saludable"
"Tanta prodigalidad de coros tendría que llevarnos a la formación de uno importante y representativo, con las mejores voces de cada agrupación"
Por Cuca Alonso - Es organista oficial de la parroquia señera de la ciudad, la de San Pedro, y dirige el coro "Voces de Cimadevilla", que estos días mantiene gran actividad debido a las fiestas del barrio Alto en honor de sus patronas, la Virgen de la Soledad y la Virgen de los Remedios. Pese a su carácter sereno y acogedor Montserrat Serrano ha sabido sacar de un conjunto masculino, avezado a cantar a su aire, una hermosa polifonía que hoy adorna las solemnidades con la rotundidad de su conjunto. De otro modo, Montserrat es una mujer de ideas muy claras, positiva, y cercana, que atrae por su calidad humana; es sencilla, y no muestra ningún atisbo de vanidad en sus expresiones. Sin duda, buena gente.
-Dígame, ¿usted quién es?
-Una gijonesa de 1960, mayor de cuatro hermanos. Me considero muy trabajadora y disciplinada cuando toca serlo. No tengo grandes habilidades sociales, pero me encariño enseguida. Tolerante y paciente, me río con facilidad aunque no tengo mucho sentido del humor. Soy cumplidora y seria; hay quién dice que parezco germánica. Estuve casada y tengo una hija, Bárbara, que estudia periodismo.
-¿Diría que usted ha nacido música?
-En mi casa nacimos todos. Mi madre, Raquel, cantaba con Sor Gila, y bailaba con la Sección Femenina y con los grupos de Coros y Danzas. Y el violín de mi abuelo andaba por ahí, aunque nunca le oí tocarlo porque ya era muy mayor.
-¿Dónde cursó sus estudios?
-El Bachiller en el colegio de las Ursulinas, el COU en los Jesuitas y la carrera en el Conservatorio de Oviedo.
-¿Siempre se dedicó a la docencia?
-¡Qué va! Trabajé varios años en Mármoles Serrano, empresa que era de mi padre. Luego en una escuela de música, hasta 2001. Volví de nuevo a la marmolería hasta que cerró en el año 2008.
-¿Usted canta?
-Sí, en el coro de International Opera Studio, un proyecto fantástico que tiene que salir adelante y consolidarse. Sería estupendo para Gijón, al situarlo en el mapa de la ópera. Merece la pena que las instituciones le presten el mayor apoyo. La semana pasada, yo estaba allí, en el escenario del teatro Jovellanos, cantando la ópera de Verdi, "Un ballo in maschera". Aparte, estoy en el coro "Villa de Jovellanos", y en un grupo atípico que se llama "Del coro al caño".
-¿Cuál es su tesitura?
-Soy contralto.
-¿Canta en la ducha?
-No, hace tiempo cantaba a todas horas en casa, y un día me dijeron ¡calla!, y callé para siempre.
-¿Cómo llegó a dirigir el coro "Voces de Cimadevilla"?
-El director que tenían lo dejó y me lo propusieron a mí. Lo que son las redondeces de la vida. Resulta que uno de los cantantes tenía un hijo que había sido alumno mío y me recomendó. Me llamaron y aquí estoy.
-¿Ha supuesto un trabajo ímprobo?
-No, porque me gusta. Fue un reto que me picó. Antes tuve que formarme para lograr un buen resultado, pero conseguimos abordar partituras de mayor complejidad.
-¿Ahora se enfrentan a un denso programa de fiestas?
-Sí, se canta la misa de la Virgen de los Remedios y la de La Soledad, y en la procesión de La Soledad; ésta tiene un momento precioso. Al anochecer, cuando la procesión llega a la altura de la Comandancia de Marina, nos colocamos en las escaleras anexas, de cara al Muelle, y allí entonamos la Salve Marinera y la Oración de la Noche. Es muy emocionarte. Rematamos con "Gijón del alma".
-¿El coro tiene su Virgen? Es proverbial la rivalidad?
-Jamás se han pronunciado en ese sentido; cada uno tendrá la suya, pero el conjunto canta a las dos con el mismo cariño. En cuanto al público yo veo que hay mucha devoción por ambas.
-¿Usted, cose y canta?
-No coso nada. A lo máximo un botón si no queda otro remedio. Nunca he tenido facilidad para las labores manuales.
-¿Quién ha sido su maestro?
-Purita de la Riva y Amador Fernández Iglesias en piano, y en el órgano, Antonio Corveiras.
-¿Desde cuándo es organista titular de la parroquia de San Pedro?
-Desde hace dos años y pico, al sustituir a María Elena Felgueroso. Antes yo tocaba en Colunga, en la parroquia de San Cristóbal el Real.
-¿A quién admira?
-A todo aquél que tiene un proyecto y es capaz de sacarlo adelante; a las personas que piensan limpiamente y a las que se conducen con sinceridad. A la gente que derrocha talento y son sencillas.
-¿Quién es su compositor preferido?
-Infinidad... Me gusta Beethoven, Chopin, Malher... Pero por encima de todos he de colocar a Bach.
-¿Gijón es una ciudad coral?
-Es como una plaga, algo estupendo, pero pienso que tanta prodigalidad tendría que llevarnos a la formación de un coro importante, representativo de la ciudad de Gijón, en el que participaran las mejores voces de cada uno. Sería el sueño coral de Gijón. El canto hace una importante labor social, y es una actividad muy saludable. Debería estar protegido por las instituciones.
-¿Usted lo dirigiría?
-No, yo no soy una persona de grandes ambiciones, tengo los pies en el suelo, y estoy muy contenta de dirigir el "Voces de Cimadevilla". Sí que me gustaría enfrentarme a un coro de voces mixtas. Pero no, soy una artesana, no tengo el carácter que hay que tener para ser ambicioso.
-¿Qué talento añadiría a su personalidad?
-Más habilidad social, y más habilidad manual. Y tener una gran memoria para ser una gran conversadora.
-¿A quién le cantaría las cuarenta?
-A los falsos y a los políticos.
-¿Tiene hobbies?
-Sí, cantar. Es al mismo tiempo mi profesión y mi hobby, algo que con el tiempo se convirtió en importante. Aparte me gusta mucho el cine, la lectura, y viajar, aunque debido a mis circunstancias viajo poco.