"Somos los culpables de que esta sea la feria del bocata"
Emilio López, en el estand de sus abuelos, Emilio y Charo, "inventores" del bocata de calamares de la Fidma
CHELO TUYA
Es difícil pasar por la Feria sin comer algo de los López. No solo son los responsables de que, con su original bocadillo de calamares, desde 1965 se la conozca como la "feria del bocata". También venden El Chilu, las patatas asadas, las fritas, Bocatas La Carpa. Por si fuera poco, suman la oferta low-cost: bollería recién hecha, helados y granizados por menos de 2 euros. Por poner, ellos también ponen los cafés en el palacio de congresos. Exclusivas López cumplirá 50 años en la Feria en 2015. La tercera generación López confirma que, aunque el cuarto Emilio no está ni en proyecto, la familia nunca abandonará la Feria.
Su familia tiene el mayor número de estand de comida de la Feria.
(Risas) Sí, somos los culpables de que esta sea la "feria del bocata". Mi abuelo abrió en 1965 el primer estand de degustación en la Feria. Él, Emilio López, y mi abuela, Charo Melero, eran feriantes. Habían recorrido toda España, pero al conocer la Fidma se quedaron en Gijón.
¿Por qué?
Porque el carácter del asturiano es diferente a cualquiera. En otras ferias, la gente come en la barra y con el vino al lado. En ésta, se come por la calle o con el vino apoyado en la rueda de un tractor. Ya lo habían comprobado en Avilés. Fueron los primeros vendedores de perritos calientes. Al principio la gente decía "carne de calceta, pa quien la meta", pero pronto fueron un éxito.
¿Y el calamar?
Mi abuela se pasó al calamar cuando la competencia saturó los perritos calientes. Al principio, iba a la rula a por los calamares y los preparaba ella. Pronto no había suficientes en la rula para responder a la demanda. Ahora, con un mayorista, hemos conseguido la misma calidad en un calamar refrigerado, usamos aceite virgen extra, que se renueva continuamente. Seguimos haciendo las cosas como mi abuela. Si una cosa funciona ¿para qué cambiarla?
Pero han cambiado. Tienen chorizo, gofres, patatas...
Es que aquí estamos toda la familia. Los estand de calamares y de El Chilu son de mis abuelos. Aunque ellos ya no vienen, mis padres y mis tías Charo e Inma siguen trabajando para ellos. Los puestos de patatas fritas, asadas y Bocatas La Carpa son de mis padres. Este año hemos reforzado la zona low-cost, con bollos recién hechos, helados y granizados. Nosotros nos pasamos aquí los quince días de la Feria desde las 9.30 de la mañana hasta las 11 de la noche.
Perdón... 26 años, heredero de una saga, arquitecto, fan de la aviación con blog propio. ¿Usted por qué no está con un yate en Ibiza?
(Carcajadas) Esto no es lo que parece. No estamos forrados. Esta profesión depende del tiempo. Puedes tenerlo todo listo, pero un día de lluvia te lo arruina. Además, hace dos años lo pasamos mal, con la crisis. Tuvimos que bajar los precios que, este año, seguimos congelando: bocata a 3 euros.
¿Se puede trabajar con los padres?
(Risas) Sí, nos llevamos bien. Pero es que en mi familia tenemos pasión por la Feria. Mi abuela siempre dice que se lo debemos todo a ella. De hecho, lo demostró cuando invirtió 25 millones de pesetas, de hace muchos años, en el estand de El Chilu, el que tiene la terraza arriba. Dijo "Todo lo que tenemos se lo debemos a la Feria, así que lo invertimos en la Feria". E invirtió todos los ahorros de su vida.
¿En lugar de fundirlo?
Para nosotros, la Feria es la pasión. A ella se lo debemos todo y nos encanta estar aquí. Generamos 60 puestos de empleo y, la mayoría, quiere repetir. De hecho, todo el año trabajamos para el recinto. Solo salimos a la Semana Negra.
¿Habrá Emilio López cuarto?
(Carcajadas) ¡Pero si no tengo ni moza!