(LA NUEVA ESPAÑA)

Héroes del sportinguismo

Jony, Yacine, Dani y Pablo Pérez entran en la historia rojiblanca como los autores de la mayor goleada del Sporting B en el Tartiere

Á. CABRANES

Son los nuevos héroes del sportinguismo tras ser protagonistas de los cuatro goles que dieron la victoria más abultada en el Tartiere en toda la trayectoria del filial rojiblanco. El triunfo del Sporting B en el campo del Oviedo, el segundo en las ocho visitas rendidas en Liga al conjunto carbayón entre Segunda B y Tercera, tiene su trascendencia más allá del marcador. Los de Abelardo dejaron sentenciada la permanencia, pusieron el broche de oro a una campaña extraordinaria, dejaron prácticamente anuladas las opciones del eterno rival para disputar la promoción de ascenso e hicieron ganador a su equipo en el derbi asturiano por antonomasia. Jony, Yacine, Dani y Pablo Pérez son ya para la afición los cuatro fantásticos.

Todo empezó con el tanto de un viejo conocido de la afición carbayona. Jony, formado en las categorías inferiores del conjunto azul, puso por delante al filial a los diez minutos de juego. "En mi casa siempre fuimos del Sporting", avisa por delante el de Cangas de Narcea. "Nos salió un partido perfecto. Conocíamos sus puntos fuertes y tratamos de frenar su salida de balón", apunta. Así se generó la acción con la que anotó su octavo tanto este año y que le coloca como máximo artillero del equipo. "Es un triunfo importante para asegurar la permanencia y también por el cariz de hacerlo en el Tartiere. Es una gran satisfacción para el sportinguismo", subraya Jony, de 22 años.

La fiesta la continuó Yacine, el autor del segundo tanto. "Este resultado es una gran alegría para el equipo, el cuerpo técnico, el club y la afición. Mis compañeros me habían hablado de la rivalidad que existe con el Oviedo y del ambiente del Tartiere, pero vivirlo desde dentro es increíble", señala el franco-marroquí, de 23 años, que vive su primera campaña en el filial. Equipara la piquilla entre Gijón y Oviedo a la de dos clubes importantes que conoce de primera mano, Marsella y París Saint Germain. En este último se formó como jugador, pero la atmósfera en categorías inferiores es difícil de equiparar a la del campo del conjunto azul, que contó para la ocasión con 15.120 aficionados arropando a los suyos. "Sólo jugué un derbi con el París, con 16 años. Perdimos y se nos fue el campeonato. Me he quitado esa espinita con el Oviedo", apunta.

Dani Ndi aumentó la renta con un balón picado a la salida de Pol. Un movimiento cargado de sangre fría, impropia para un chaval de 18 años, uno de los tres juveniles que puso Abelardo sobre el terreno de juego. La mayoría de edad permitió que este fuerte mediocentro, de origen camerunés, acabara de resolver unos problemas burocráticos que impidieron tramitar su ficha en Segunda B hasta mediada la temporada. Nunca olvidará su primer gol, ante el Logroñés, ni el que firmó ante el Oviedo. "Estoy feliz por el resultado y por haberlo conseguido en un campo tan importante como el del Oviedo. Era la primera vez que jugaba ante tanta gente. Es, sin duda, lo más bonito que he vivido como jugador. Espero seguir trabajando y repetirlo algún día con el primer equipo", destaca.

Quien ya empieza a acostumbrarse a hacer ganar a su Sporting en los derbis es Pablo Pérez. Con el del domingo, este gijonés de 20 años sumó su cuarto enfrentamiento con el primer equipo azul en las filas del filial. Tres acabaron con victoria rojiblanca y, en los dos últimos, también con gol suyo. "He vuelto a tener la suerte de volver a marcar, pero mis tantos quedan en anécdota, porque lo verdaderamente importante es que llegaron gracias al trabajo de mis compañeros", asegura, con modestia. "El objetivo de ir al Tartiere era disfrutar, y por supuesto, ganar. Conseguirlo ante un rival como el Oviedo, de esta forma, y en su campo, es muy especial. Sabíamos que buena parte del sportinguismo estaba atenta a lo que pudiera suceder", reconoce. Pablo Pérez fue testigo sobre el campo, la pasada campaña, del otro 4-1 endosado al equipo carbayón, esta vez, en Gijón. "Disfruté mucho en aquella ocasión porque era mi primer partido en El Molinón, pero creo que repetirlo en el Tartiere siempre es más difícil. Quedará para la historia", concluye.