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Esta Noticia fue editada el: 14-01-2014

Falleció Luis Argüelles (p.1949), el pasado sábado max-width=

(LA NUEVA ESPAÑA)

Fallece Luis Argüelles, impulsor del Museo del Pueblo de Asturias

El asturianista, uno de los grandes conocedores de la historia y costumbres de nuestra región, murió ayer a los 84 años

M.G.

Luis Argüelles, impulsor del Museo del Pueblo de Asturias, falleció ayer a los 84 años de edad.

Nacido en Gijón en 1929, el que fuera uno de los grandes referentes del asturianismo, comenzó sus estudios en el colegio de La Inmaculada, para más adelante cursar los estudios de Derecho con don Fermín, un ilustre abogado de la ciudad. Pero, tras acabar su carrera, pronto se alejó de las leyes para dedicarse a su verdadera pasión, el estudio de la historia y las costumbres asturianas.

Ese camino le llevaría a la clausura de la Feria de Muestras de 1967, momento en que Luis Adaro le animó a capitanear la puesta en marcha de una colección etnográfica que fue creciendo poco a poco gracias a su labor y a la de otros colaboradores como José Avelino Moro.

En 1985 el Ayuntamiento decició prescindir de sus servicios y Argüelles pasó a trabajar en la biblioteca de El Coto, de donde se jubiló.

Argüelles será despedido mañana a las cinco de la tarde con un funeral de cuerpo presente en la iglesia parroquial de La Resurrección.

 

(EL COMERCIO)

Fallece Luis Argüelles, creador del Museo del Pueblo de Asturias y de la Gaita

Asturianista y erudito, dedicó su vida al estudio y la investigación de las costumbres regionales. Fue un estrecho colaborador de EL COMERCIO

O. SUÁREZ / L. RAMOS

Era abogado, pero se apartó de las leyes para dedicarse en cuerpo y alma a recuperar y mantener las costumbres asturianas. Luis Argüelles Sánchez, creador del Museo del Pueblo de Asturias y de la Gaita, falleció ayer a los 84 años. No pudo superar una neumonía que se le había agravado y que le mantenía hospitalizado desde hace varios días.

El que fuera estrecho colaborador durante décadas de EL COMERCIO a través del buceo en la hemeroteca del 'Viejo Gijón', murió rodeado de sus familiares y dejando tras de sí una vasta trayectoria a base de horas de estudio e investigación. Asturianista de pro y apasionado de las tradiciones regionales, consiguió trasmitir su pasión a todas aquellas personas con las que solía charlar largo y tendido, siempre ataviado con su característica boina.

Porque Luis Argüelles era un erudito y no dudo en desafiar a los que a mediados del siglo pasado llegaban incluso a despreciar las raíces, la indumentaria, los bailes o la música. No lo tuvo fácil, pero no le coartaron en sus propósitos a aquel hombre afable y que nunca se resignaba al olvido del pasado.

En la década de los años 50 creó en Torrecerredo su propio grupo folclórico. Fue insistente también con su amigo Daniel Palacio en aquella ambiciosa idea de crear un museo etnográfico que se convertiría en realidad años después, no sin mucho trabajo, tesón y desafíos. Fue en 1967 cuando durante la clausura de la Feria Internacional de Muestras de Asturias planteó oficialmente a Luis Adaro poner en marcha el proyecto. No lo tuvo fácil, pero lo consiguió.

Disfrutaba de sus largas conversaciones con el pintor Marola, con el padre Patac y con todo aquella persona con la que compartir conocimientos. Porque si algo le gustaba a Argüelles era crecer interiormente y tirar de su proyecto.

Vivió su sueño durante dos décadas, hasta que el Ayuntamiento decidió darle un nuevo enfoque al conjunto etnográfico creado por él. Se fue sin estar de acuerdo y más tarde los tribunales le dieron la razón.

Empezó entonces de bibliotecario en la biblioteca de El Coto. Todo lo vivía con ilusión y aquello no iba a ser menos. Allí consumió sus años labores y consiguió recuperar la Cruz para los vecinos de Ceares. Lo elogiaron y le agradecieron que una vez más, Luis Argüelles, les devolviese su pasado.

«Era una persona muy alegre, siempre estaba bromeando y estudiando sobre temas que tuviesen relación con Asturias. Le interesaba todo, la literatura, la historia, la música», recordaba ayer emocionado su hijo Luis, que recibió numerosas condolencias desde que los muchos amigos de su padre se enteraron del fallecimiento, ocurrido sobre las siete de la tarde.

Sus restos mortales serán velados a lo largo del día de hoy en la sala 13 del tanatorio de Cabueñes. La iglesia parroquial de La Resurrección, en la calle Infiesto, acogerá mañana el funeral a las 17 horas. Sus restos mortales serán luego incinerados. Se va Luis Argüelles, pero deja un amplio legado que sirve para conocer la región, la historia y sus gentes. Sus conocimientos perduran.

 

(LA NUEVA ESPAÑA)

La Resurrección despide a Luis Argüelles impulsor del Pueblu d´Asturies

Dedicó sus esfuerzos al estudio de la historia y tradiciones regionales

Pablo TUÑÓN

Luchó "contra viento y marea" para recuperar las señas de identidad del asturianismo y logró levantar uno de sus sueños, el Muséu Etnográficu del Pueblu d'Asturies. Camilo Luis Argüelles Sánchez será despedido hoy con un funeral de cuerpo presente en la iglesia parroquial de La Resurrección a las cinco de la tarde. Falleció el pasado sábado a los 84 años de edad después de que su salud se hubiese debilitado en los últimos tiempos, pero son muchos los que guardan en su recuerdo para siempre su labor de "amante de Asturias en una época en la que nadie valoraba las cosas de esta tierra".

Nacido en Gijón en 1929, Luis Argüelles fue alumno del colegio de La Inmaculada, donde comenzó sus estudios un año después de la Guerra Civil. Una vez pasada la reválida, optó por realizar la carrera de Derecho, aunque su interés se alejó después de las leyes para centrarse en el estudio de la historia. "Era lo que más me atraía", reconocía Luis Argüelles en una entrevista a LA NUEVA ESPAÑA. Y dentro de la historia, Argüelles se apasionó por la más cercana, la de su tierra.

Fue en 1968 cuando el Muséu del Pueblu d'Asturies se hizo realidad gracias a la labor entusiasta de Argüelles, apoyado por José Avelino Moro, así como por Luis Alonso y Luciano Castañón, entre otros. Aunque la idea se gestó un año antes, en la clausura de la Feria de Muestras, cuando Luis Adaro eligió a Luis Argüelles para poner en marcha el proyecto. "Para construir el Pueblo de Asturias nos recorrimos toda la región y obtuvimos un sinfín de aperos y cacharros que estaban a punto de desaparecer", contaba el propio Argüelles, que recordaba con cariño el trabajo de aquellos años. Gracias a su labor, se recuperaron materiales que atestiguan la tradición de la región y que iban a desaparecer como fruto de que "la sociedad estaba cambiando". En primer lugar, instalaron los hórreos, procedentes de Ensidesa.

Además, su labor se centró también en la recuperación de la cultura inmaterial; empezando por el uso de gaitas en la misa dominical. Asimismo, acercó los bolos al pueblo así como oficios ancestrales. Escribió "Indumentaria popular de Asturias", una obra fundamental en la bibliografía sobre la cultura regional. Durante la dictadura también perteneció a un grupo europeísta llamado "Joven Europa", lo cual le trajo algunos problemas. Sin embargo, también obtuvo sus frutos en esa lucha y lograron dar nombre a la plaza de Europa.

En el museo etnográfico, a la ribera del Piles, permaneció Argüelles hasta 1985, cuando fue destituido de forma polémica de su cargo al frente de la instalación por el gobierno local socialista, que quiso dar un giro al museo. Lance al que, con su habitual discreción, evitaba darle importancia. "Tuve que sufrir a los malvados, pero ya no lo recuerdo bien", señalaba en un homenaje que le organizó en 2012 la asociación L'Arribada en el Centro Gerontológico Jovellanos, donde vivió sus últimos años. Argüelles terminó su actividad laboral en la biblioteca de El Coto, donde se jubiló en 1998. Todavía el pasado mes de septiembre recibía un último homenaje, al que no pudo acudir por su débil salud, y en el que se colocó una placa con su nombre y el de Avelino Moro en el Pueblu d'Asturies. Al mismo asistió su único hijo, llamado igual que el padre. Los restos de Luis Argüelles serán incinerados tras su funeral.

 

(EL COMERCIO)

«Luis Argüelles puso en valor el orgullo de la procedencia rural»

El mundo de la cultura llora la pérdida del creador e impulsor del Museo del Pueblo de Asturias, que falleció el sábado a los 84 años

OLAYA SUÁREZ

Vivió por y para que los asturianos no se olvidaran de su memoria y él permanecerá ahora en una las páginas de la historia de la región. Una página escrita en mayúscula a base de esfuerzo y tesón. «Luis Argüelles fue un visionario en una época en la que las raíces propias parece que avergonzaban», se escuchó ayer en el tanatorio de Cabueñes, donde familiares y amigos velaron los restos mortales del que fuera, junto a Avelino Moro, creador y director del Museo del Pueblo de Asturias y de la Gaita, así como estrecho colaborador de EL COMERCIO a través de décadas recogiendo las efemérides del 'Viejo Gijón'. Falleció el sábado por la tarde a los 84 años, después de toda una vida dedicado a la etnografía de la región.

Carlos Rubiera, concejal de Cultura, fue uno de los muchos que ayer se acercó a la sala 13 del tanatorio de Cabueñes para arropar al hijo, con su mismo nombre, y recordar así «a una buena persona que trabajó intensamente de forma desinteresada y apasionada para contribuir a que Asturias no perdiese sus raíces». «Luis, junto con José Avelino Moro, apostó en la década de los 70 por poner en valor un material y unas costumbres que en aquellos momentos se estaban extinguiendo. Fueron ellos de las primeras personas que se dieron cuenta que todo aquello no se podía perder», añadió el edil.

Al margen de alabar su trayectoria profesional, Rubiera recordó con cariño cuando hace cuarenta años «le servía tortillas y botellas de sidra a él y a su familia en el merendero que mis padres tenían en la parroquia de Cabueñes». «Ya de aquella era una figura muy relevante y yo le tenía mucha admiración», señaló.

Xosé Nel Riesgo, director de la Fundación Municipal de Cultura y Universidad, tuvo también palabras de elogio para el que fuera director del Museo del Pueblo de Asturias y la Gaita. «Realizó una gran labor de investigación y estudio, y consiguió recuperar el orgullo de la procedencia rural, sin complejos y apostando por las raíces en una época que no se le daba valor alguno. Tengo grabada en la retina aquella imagen emitida en Panorama Regional de Luis Argüelles entregando las llaves del Museo del Pueblo de Asturias, el mismo que él había impulsado, un momento muy triste», recordó Xosé Nel Riesgo.

Y es que tras más de dos décadas dirigiendo el conjunto etnográfico que había puesto en marcha gracias a su esfuerzo personal en 1968, el Ayuntamiento decidió prescindir de sus servicios alegando un nuevo rumbo en el futuro del complejo. La Justicia le dio la razón a Argüelles, que ya había redirigido su trayectoria laboral como bibliotecario en la biblioteca de El Coto. Dejó las instalaciones, pero no de estudiar e investigar sobre todo lo que tuviese que ver con el costumbrismo: música, arte, historia, gastronomía, literatura... Le interesaba todo y a todo le daba sentido.
Daniel Gutiérrez Granda, exconcejal del PSOE en el Ayuntamiento y exdirector general de Deportes del Principado, conoció a Luis Argüelles y supo de su tesón para crear el museo. «Era su vida, su apuesta y logró sacarlo adelante con pocos medios y mucha ilusión. Fue un gran logro», dijo.

«Una buena persona»

Al margen de su prolífica vertiente profesional, «era una buena persona, muy afable y se llevaba bien con todo el mundo, nunca ponía un problema», coincidieron ayer en asegurar quienes le conocieron. No tuvo ni siquiera nunca malas palabras para aquellos que le apartaron de su creación, por la que había dado su vida. «No le guardo rencor a nadie, esto es la vida», afirmaba en una de sus últimas entrevistas concedidas durante uno de los últimos homenajes recibidos.

 

(LA NUEVA ESPAÑA)

La gaita rezó por Luis Argüelles

El párroco Silverio Rodríguez despide al impulsor del Pueblu d'Asturies con el recuerdo a un hombre "humilde, que hizo mucho por la asturianía y creó escuela"

A. R.

La gaita y el tambor ofrecieron ayer a Luis Argüelles Sánchez la mejor oración para su despedida. Con "La marcha fúnebre d'Antón el neñu", pieza popular recuperada por algunos gaiteros y bandas pero que aún es difícil oir en los funerales de la región, Luis Argüelles volvía a hacer apostolado de las tradiciones asturianas, de los usos y costumbres de una región que tuvo en el fallecido a uno de los adelantados en la conservación de sus bienes materiales e inmateriales.

"Es el mejor homenaje que puede tener; seguir intentando recuperar las tradiciones de Asturias y cultivando la semilla que él sembró", contaba su hijo, Luis Argüelles Tamargo, a los muchos presentes que se dieron cita en la iglesia de La Resurrección del barrio de Laviada a primera hora de la tarde. Porque uno de sus anhelos, de los muchos que tuvo Luis Argüelles Sánchez en su vida como investigador y etnógrafo apasionado, fue que la gaita volviera a sonar en la misa dominical y también en los entierros. Era, como dejó dicho, "resucitar el entusiasmo por Asturias", que estaba semiperdido cuando a finales de los años sesenta se empezó a dar forma y contenido al Museo de Asturias, con Argüelles y Avelino Moro entre aquellos impulsores.

La gaita hizo el resúmen, pero el panegírico más preciso lo brindó el párroco de La Resurrección, Silverio Rodríguez Zapico a todos los presentes, familia, amigos, representantes de la cultura asturiana, de las instituciones locales o regionales -con Carlos Rubiera, concejal de Cultura, en representación municipal-, así como Carmen Veiga, concejala socialista, el senador José Luis Iglesias, el fundador del Partido Asturianista, Xuan Xosé Sánchez Vicente, o el presidente de la Feria de Muestras, Álvaro Muñiz, entre otros muchos.

Rodríguez Zapico, desde la proximidad que da la amistad "de muchos años", se refirió a Argüelles como "un guía para muchos, un hombre que creó escuela, que hizo algo por la sociedad, por la asturianía, que sembró y al que su siembra dio frutos". También se detuvo en describir al fallecido como un gijonés "modesto, muy eficaz en lo que hacía y decía; un hombre abducido por la ilusión que ponía en todo, activo, incansable, que no conocía límites en la tarea que se había impuesto, de fina ironía y humor continuo. La alegría es el resumen de su vida".

De Luis Argüelles Sánchez, fallecido el sábado a los 84 años, queda también el perfil de "un cristiano convencido que cuidó la dimensión apostólica de su fe y supo perdonar y hasta olvidar, eso que es la asignatura pendiente y la más difícil para muchos cristianos", contó Silverio Rodríguez Zapico, descubriendo además la cantidad de días que tras la misa dominical Argüelles esperaba por el sacerdote "siempre con un libro, un recorte de periódico, algo que le había llamado la atención" y sobre lo que quería reflexionar. "Fue un hombre que ofrecía a su entorno valores como píldoras, generoso y que vivió con ideales. Su vida fue fecunda", concluyó el párroco, seguro de que si "Dios nos eternizará con todo lo bueno que hayamos hecho, con Luis hay mucha materia para eternizar".

Colectivos asturianistas como la Asociación Cultural N'Ast o Iniciativa pol Asturiano se sumaron al pésame por el fallecimiento de "un eternu lluchador pola recuperación, dignificación y espardimientu de la cultura tradicional asturiana"; un "home exemplar al que tanto-y debe Asturies".

 

(EL COMERCIO)

Familiares y amigos despiden a Luis Argüelles al son de la gaita

«A él le habría encantado, pues es una tradición de las aldeas asturianas que se fue perdiendo con los años», señaló su hijo Luis

L. RAMOS

Familiares, amigos y quienes fueron compañeros de Luis Argüelles en alguna de la infinidad de actividades a que dedicó toda su energía, abarrotaron ayer por la tarde la parroquia de la Resurrección para despedir a «un sembrador de valores humanos», como lo definió el sacerdote y amigo personal del fallecido, Silverio R. Zapico, encargado de oficiar las exequias.

Minutos antes de las 17 horas, las puertas del templo acogían ya a un centenar de personas de todas las edades y posturas políticas unidas por su cariño y respeto a quien es considerado por muchos como «un guía» en la recuperación de las tradiciones asturianas. Entre los asistentes, se encontraban políticos como el concejal de Cultura, Carlos Rubiera, la socialista Carmen Veiga, y el senador por Izquierda Unida, Jesús Iglesias. También acudieron a la ceremonia personalidades del mundo de la cultura, como el escritor Joaquín Fuertes, el periodista Rafael Loredo, el pintor Kíker o Isabel Moro, secretaria del Ateneo Jovellanos e hija de José Avelino Moro, junto a quien Argüelles fundó el Muséu del Pueblu d'Asturies.

Curiosidad por el pasado

«Luis creó escuela, ponía ilusión y entusiasmo en todo lo que emprendía. Fue una persona activa, incansable, que nunca se rindió hasta alcanzar sus metas», declaró el párroco, quien recordó sonriente cómo Argüelles le esperaba casi todos los domingos después de misa para charlar. «Siempre tenía en la mano un libro, un recorte o el último fruto de su perenne curiosidad por el pasado, tan intensa que a veces asombraba», señaló. El clérigo también quiso destacar que, pese a ser poseedor de «innumerables saberes, siempre supo exponerlos con modestia, sin darse importancia, pero con eficacia».

Homenaje tradicional

Tras el oficio, su hijo Luis se dirigió a los asistentes para agradecerles su presencia en una despedida celebrada en la parroquia que en los últimos 20 años se había convertido en la segunda casa de Argüelles. «Fue en las largas charlas que manteníamos por las tardes en la residencia Jovellanos cuando mejor conocí a mi padre», señaló, y afirmó que «el mejor homenaje que se le puede hacer es seguir intentando recuperar las tradiciones asturianas, cuidando así la semilla que él planto hace tiempo».

El momento más emotivo llegó cuando una pareja de gaita y tambor interpretó la marcha fúnebre d'Antón el Neñu, en un guiño al asturianismo del que Luis Argüelles siempre hizo gala. «Sé que a él le hubiese encantado, pues es una tradición muy típica de las aldeas asturianas que se fue perdiendo con los años», explicó su hijo. Se fue el sembrador, pero queda su cosecha.

Foto Angel