Noticias / Entrevista a Antonio España, SJ en La Nueva España
Esta Noticia fue editada el: 06-09-2013

Entrevista a Antonio España, SJ en La Nueva España max-width=

 «Una familia puede decidir si prefiere para sus hijos educación diferenciada, que no sería mi opción, pero no veo bien que el Gobierno actúe en contra»

Entrevista de Javier Morán al P. España, SJ

Antonio España Sánchez ha sido durante cuatro años y hasta estemiércoles superior de la comunidadde jesuitas de Oviedo y pro-delegadode la Plataforma Apostólica de Asturias de la Compañía, la estructura que coordina en la región los
trabajos de los hijos de San Ignacio y sus colaboradores seglares.Madrileño de 46 años, antes de llegar a Asturias había ingresado en los Jesuitas en 1984. Es licenciado en Historia por laAutónoma deMadrid y estudió Teología en la Universidad de Comillas (Madrid) y en el Teologado de Weston, Boston (EE UU). También realiza un master en Educación en la Universidad de Harvard.
 
Ayer atendió a LA NUEVA ESPAÑA desde su nuevo destino como superior y director del Colegio Nuestra Señora del Recuerdo y superior pro-delegado de la PlataformaApostólica Madrid-Recuerdo.
 
–¿Qué ha percibido estos cuatro años en la Iglesia de Asturias?
–Es una Iglesia diocesana muy viva, pero he percibido que algo dispersa, también geográficamente, y esa dispersión hace más difícil la comunicación entre diferentes sectores o tendencias. Necesitaría más comunicación, no sólo dentro de la propia Iglesia diocesana, sino en las congregaciones religiosas y en Escuelas Católicas, que agrupa a los colegios
de religiosos. Con las congregaciones religiosas, el arzobispo don Jesús Sanz Montes ha hecho mucho, pero con Escuelas Católicas queda mucho por hablar de cara a una mayor integración diocesana.
 
–En enero de este año el arzobispo pidió suspender unas jornadas de pastoral para profesores de Escuelas Católicas a causa de algunos intervinientes y temas.  ¿Qué poso ha quedado?
–Eran unas jornadas que estaban preparadas desde Madrid con meses de antelación y nos enteramos 15 días
antes, o menos, de que las suspendían. Nos lo dicen unos meses antes y no tenemos ninguna dificultad en transformarlas o ver dónde está el problema. Afortunadamente, ese hecho hace posible que a partir de ahora se vaya a comunicar de forma más fehaciente cualquier tipo  de apuesta de formación pastoral. 
 
–Eran jornadas, podría decirse, de frontera pastoral.
–En los colegios de Escuelas Católicas se hace mucha labor de formación pastoral y, además, en torno a espacios fronterizos porque en nuestros centros hay alumnos creyentes, pero también chicos o chicas con una fe más débil. Incluso hay quienes vienen a nuestros colegios y no creen. Sin embargo, se les ofrece un plan que yo creo que hace la fe lo más accesible posible. Ese es un desafío de la Iglesia de Asturias: entrar en sectores de población que han ido perdiendo la fe.
 
- ¿Y la relación con la Administración Educativa del Principado?
–Con Foro, durante el tiempo breve que estuvo en el gobierno, hubo mayor afinidad en las posturas sobre la escuela católica, y al llegar el PSOE los planteamientos volvieron a los que anteriormente tenían otros gobiernos socialistas en Asturias, es decir, de mayor control, pero también de respeto. En la firma de los conciertos de este año, el Gobierno
nos ha tratado, en general, con bastante respeto y sabiendo qué criterios se iban a manejar para mantener o no unidades. Ahora bien, es verdad que no siempre nos gusta o nos parece bien.
 
–¿Y respecto a la ideología?
–La consejera ha dicho públicamente que la religión no debe estar en la escuela y creo que con eso quiere decir que la religión no tiene que aparecer en ningún lugar de la sociedad. Claro, con esa ideología no nos sentimos nada cómodos. Pero quien afirma eso es también una parte de la sociedad a la que respetamos y con la que nos gustaría poder
dialogar.
 
–¿Qué opina de que a los colegios del Opus Dei el Gobierno regional les retire los conciertos?
–La coeducación o la diferenciación por sexo es una cuestión muy debatida. Hay países como EE UU donde los alumnos están separados por sexo en centros privados y también en públicos, e igualmente en el sistema de «charter schools», similar a la concertación de España. Hay  que respetar la posibilidad que las familias se decidan por una educación
diferenciada. En los centros no ponemos dificultad ninguna para recibir alumnos procedentes de cualquier tipo de situación familiar y tipos de familia, algunos que van apareciendo. También una familia pueden elegir si les va bien o no un tipo de educación diferenciada. Es verdad que no es mi opción, pero respeto lo que hacen los colegios de educación
diferenciada y no veo bien que el Gobierno regional se meta también a legislar o actuar contra este tipo de educación.
 
–¿Qué problemas más acuciantes detecta en los colegios de la Compañía?
–Aquí y en todas partes hay un problema de falta demotivación para el aprendizaje. La escuela, tal y como la hemos planteado hasta ahora, tiene unas dificultades enormes ante un mundo de la imagen, de las pantallas, de la hipercomunicación.
Nos encontramos con el problema de cómo motivar a los alumnos acerca de que hay conocimientos y elemento culturales, científicos, lingüísticos, etcétera, que tienen que estudiar, que tienen que pararse delante de libros, y pensar.
 
–¿Y sobre el mensaje cristiano o la transmisión de la fe?
–Lo mismo. Por ejemplo, sobre la adolescencia particularmente
 se da una fuerte presión económica y de consumo y mercado.A la vez, cuando en los colegios católicos los alumnos llegan a la adolescencia se produce la crisis de ser persona y de tener sensibilidad religiosa. Incluso chicos y chicas con interés religioso acaban siendo vistos como «frikis».
Combatir eso es enormemente difícil. Podríamos tomar la opción pastoral del cristianismo sociológico de antes: damos las clases de religión, impartimos los sacramentos y luego que sea lo que Dios quiera. O bien vamos a otra opción: tratamos de personalizar la religión y hacemos que esas personas vayan teniendo, no sólo contacto con la tradición
cristiana en las clases y los sacramentos, sino también una experiencia personal con Jesucristo, que les lleve a encontrarse con lo más profundo de sí mismos y a reconocer el valor de la vida y el sentido de la entrega  altruista a los demás. Todo eso lo puede seguir transmitiendo el cristianismo. Hemos introducido en los centros jesuitas el servicio social y el voluntariado, porque a la religión nos abren no sólo los sacramentos y las experiencias de convivencias y retiros, sino también experiencias donde se visualice la opción cristiana de darse gratuitamente.
 
–El superior general de los Jesuita, Adolfo Nicolás, acaba de respaldar con fuerza la postura del Papa Francisco contraria a una guerra en Siria. Parecen tiempos de gran sintonía entre el Vaticano y la Compañía.
–Cuando Adolfo Nicolás visitó Asturias en mayo, me llamó la atención que no paraba de hablar de la sintonía enorme con Francisco, pese  a que en su época de jesuita Bergoglio fue un personaje controvertido. Sin embargo, el Papa se interesa
por la Compañía y le ha preguntado a Nicolás sobre cuestiones de los jesuitas, que han mostrado disponibilidad a los pontífices anteriores y ahora la verbalizan más con un Papa que tiene una profunda espiritualidad ignaciana y la transmite en sus discursos y manifestaciones públicas.
Foto Angel