Noticias / Artículo de Juanma Castaño (p.1995) recordando a Joaquín Bilbao
Esta Noticia fue editada el: 09-01-2015

Artículo de Juanma Castaño (p.1995) recordando a Joaquín Bilbao max-width=

(EL COMERCIO)

PERIODISMO ES LA MOTO DE JOAQUÍN BILBAO

JUANMA CASTAÑO

Andan a palos los puristas del oficio tratando de explicar qué es el Periodismo. Le dan las vueltas a estilos, a portadas, a imágenes y no terminan de llegar a un punto que les una. Discuten sobre la universidades, sobre la forma de abrir un informativo, sobre si es mejor Twitter o Instagram, o sobre si esta es la peor época de cara al gran público. Debaten sobre si la prensa está cerca o lejos de la gente, se reúnen, se dilapidan, se dan la enhorabuena y a la vez se matan. Un lío.

Sin ánimo de ofender, y con toda la prudencia, quiero decir lo que es para mí este trabajo, este oficio. El periodismo, tal y como yo lo aprendí, es la moto de Joaquín Bilbao. Ni más ni menos. La moto con su piloto, su maletero para el equipo fotográfico, su chubasquero y su casco. El periodismo es la cámara que ha hecho sobre esa moto miles de kilómetros por las calles de Gijón. De El Molinón al Llano, del Llano a Somió, de Somió a Cabueñes, de ahí a El Musel, de ahí a La Cruz.

 

Vive Dios que he visto a Bilbao cinco veces en una misma mañana ir a cinco sitios diferentes para disparar con su cámara todo tipo de actos, noticias o personajes. Y vive Dios que las cinco veces tuvo tiempo para saludarme, guiñarme el ojo y dedicarme un comentario que me hiciera reír. Y vive Dios que he cubierto eventos que se retrasaron bastante más de los cinco minutos de cortesía porque aún no había llegado Bilbao. Un artista.

Bilbao sabía dónde comía cada uno de los que movían el cotarro. Con quién alternaba la ciudad. Bilbao, en Gijón, ha sido mucho más importante que cualquier plumilla. La foto era la foto, y la de EL COMERCIO para qué les voy a contar. Desde la competencia, era inquietante estar trabajando y ver que Bilbao pululaba por ahí. Algo tenía. Y era inquietante estar trabajando y no verle, porque te preguntabas qué leches estaría haciendo Bilbao para no estar allí.

Ayer, cuando me enteré de su muerte, repasé los partidos que viví junto a él en la banda de El Molinón hace ya 20 años, los entrenamientos del Sporting y las guardias interminables en Mareo. Hasta los kilómetros compartidos en la moto en la Vuelta. Las tensiones y las risas. Recordé nuestros encuentros de los últimos años. Yo paseando, de vacaciones, y él, apurado de tiempo, yendo y viniendo, como siempre.

Y mientras lo hice pensé en la cantidad de cosas que nos deja Bilbao por estar toda una vida trabajando para contar con su cámara en EL COMERCIO cómo pasaban las cosas. Y me di cuenta de lo que es el periodismo para mí: esa cámara, ese piloto, ese equipo fotográfico en el maletero y esa moto. Ni más ni menos.

Foto Angel