Con la firma de Paché Merayo, la imagen de Juan José Plans adquirió especial protagonismo en las páginas de El Comercio: 

Es fácil verle caminando por la ciudad. Le gusta observar sus calles, sus luces y sus gentes. Pero sobre todo, le gusta pensar. Porque Juan José Plans, escritor, periodista, locutor de radio, coleccionista de historias y objetos, cinéfilo, jovellanista y paseante empedernido, utiliza los pasos para moldear las ideas. Las distancias entre su casa y su estudio son la primera parada de sus proyectos en su mente. Los mil proyectos que le ocupan desde siempre, los que le descubren como un enamorado de la vida entera. Ahora anda este gijonés de 1943, convertido por obra y gracia de su fecunda vida, en uno de los pilares de la cultura asturiana que desborda sus lindes, embarcado en una exposición con la que contar los cincuenta años de vida del Festival Internacional de Cine. Ese Festival al que dio siete inviernos y siete veranos (de 1988 a 1995). Y mientras rebusca entre sus propios recuerdos y los de quienes los atesoraron como él en estantes privados, su nombre se deja oír en otro escenario. Menos cinematográfico, más ilustrado. Los patronos de la Fundación Foro Jovellanos, a la que pertenece como miembro más que activo, han unido sus voces para que su jovellanismo convencido y volcado en libro y en cómic -dibujado por Isaac de Rivero-, le lleve a la cúpula de la institución. En ella ha estado hasta ahora como vicepresidente segundo. Probablemente, el invierno le llevará a la presidencia.
Está acostumbrado Plans a ocupar sillones altos. No solo dirigió el Festival de Cine de Gijón. También el Centro Territorial de Televisión Española en Asturias (de 1984 a 1988). Entonces ya llevaba en su pluma unos cuantos títulos nacionales. Premio Nacional de Teatro y de Guión Radiofónico por 'Ventana al futuro', también posee el Ondas por 'España y los españoles'. Ambos programas de Radio Nacional, donde estuvo prestando hasta hace nueve años su portentosa voz. Esa que modeló el tiempo y las muchas estaciones sumando un pitillo tras otro. Plans, que ya no fuma y respira hondo, presentó entre 1994 y 2003 'Sobrenatural' e 'Historias en Radio Nacional de España', mítico programa de audiorelatos que aunque desapareció sigue vivo en internet, porque muchos de sus fieles oyentes (ahora escuchantes) subieron a la red algunos de sus fantásticos y, a veces, tenebrosos contenidos.
Sus primeros escritos vieron la luz en estas páginas de El Comercio. Recordaba hace unos días con cariño que fue el primero en contar a nuestros lectores las idas y venidas del festival de cine. Hoy es autor de unos 40 libros y su identidad es seña en 30 antologías nacionales y extranjeras. Traducido al portugués, polaco, francés, ruso e inglés, acaba de recibir su último premio, el VI de las Letras de Asturias. Su condición de «inquieto humanista en todos los ámbitos de la cultura» fue el argumento del jurado. Pero su obra no se ha quedado solo en los escritos. Ha sido llevada el cine. En el reciente Festival de Toronto se estrenó la segunda adaptación de su novela 'El juego de los niños', a cargo del autor de Miss Bala, Gerardo Naranjo. La primera la había versionado en pantalla Narciso Ibáñez Serrador. Y ha habido más. Especializado en el género fantástico y de ficción científica y terror, Plans ha hecho versiones también para televisión de varios clásicos del género.
En su currículo destaca su labor como redactor jefe de 'La Estafeta Literaria' y consejero editorial de 'El Basilisco' y de Nickel Odeón, además de director en España de la revista 'Lui'.
Padre del pintor Edgar Plans, uno de sus tres hijos. Daniel es el mayor y Vanesa, la mediana. Está casado con la bella Carmen Rosa. Con la que comparte la vida y la casa y los nietos, a los que adora. Y hasta hace no mucho también a su querido Odie, el hermoso cocker negro que le dio su último aliento y obligaba a pasear la Luna. Con él compartió infinitas alegrías y guarda como una herida enorme su mirada de despedida acunada en sus propios brazos, los mismos con los que cada día rinde culto a la existencia, los mismos con los que impulsa su camino por las calles de la vida.