Noticias / Ha fallecido nuestro compañero José Alfonso Martínez Elduayen (p. 1990)
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Esta Noticia fue editada el: 19-12-2020

Ha fallecido nuestro compañero José Alfonso Martínez Elduayen (p. 1990) max-width=

(El Comercio)

Fallece a los 49 años el asesor fiscal y exjudoca José Alfonso Martínez Elduayen

Su muerte se produjo tras permanecer 45 días ingresado en la UCI por covid. Sus restos serán incinerados en el tanatorio de Cabueñes

EVA FANJULGIJÓN. Carismático, noble, buen amigo, gran persona y profesional. Así describen a José Alfonso Martínez Elduayen aquellos que lo conocían. El asesor fiscal, economista y exjudoca fallecía ayer, a los 49 años, a causa de la covid-19. Tras contraer la enfermedad, a principios de noviembre fue ingresado en la unidad de cuidados intensivos del Hospital de Cabueñes, donde permaneció durante 45 días.

Martínez Elduayen estaba casado con la abogada Beatriz Ablanedo. Jose o Fonso, como lo llamaban sus allegados, fue alumno del colegio de la Inmaculada. Allí se iniciaría en el judo, el deporte que marcó su vida y en el que llegó a ser campeón de Asturias. Posteriormente, cursó estudios de Económicas en la Universidad de Oviedo. Después, comenzaría su carrera profesional como asesor fiscal, labor que desarrolló hasta ahora en su despacho de la calle de los Moros.

La noticia de su muerte ha causado un gran impacto en su entorno más cercano, tanto personal como profesional. Desde que se supo que estaba enfermo, sus amigos mantenían contacto diario, muy pendientes y preocupados por la evolución de su estado. A pesar del mal pronóstico, esperanzados, confiaban en que su fortaleza física y vitalidad le ayudarían a ganar este asalto.

«Era un crack, un gran amigo y un bella persona, que se desvivía por sus amigos y por sus clientes, a los que no solo atendía en su despacho, también los visitaba en sus establecimientos, ya que muchos eran del sector de la hostelería», comentaba el empresario Guillermo Flórez, uno de sus mejores amigos. «Cuesta creer que un hombre sano, deportista, fuerte, de 1,90 de estatura y tan joven se haya ido», lamentaba.

Flórez destacó el carisma de su amigo, con el que compartía la afición por el golf, un deporte en el que también destacó, llegando a ganar varios torneos. «Jugábamos juntos en Castiello desde hace muchísimos años. Nuestra partida se llamaba "chispita", nombre que le puso él», recordó con cariño.

Luto en el judo asturiano

Las muestras de afecto y reconocimiento a su faceta como deportista llenaron ayer las redes sociales. Sus compañeros de tatami destacaban la alegría y nobleza del exyudoka, «una persona que respetaba a todo el mundo por igual y trataba igual al gran campeón que al que acababa de llegar», recordaba uno de ellos. El vínculo de Martínez Elduayen con el judo empezó muy pronto, en los Jesuitas. Tal fue su entrega y pasión por esta disciplina que llegó a ser campeón de Asturias absoluto en su categoría.
Su capilla ardiente se ha instalado en la sala 3 del tanatorio de Cabueñes, aunque por motivos sanitarios se comunica que la familia no recibe. Los restos mortales de José Alfonso Martínez Elduayen serán incinerados en el tanatorio gijonés en la intimidad familiar.

(La Nueva España)

Adiós a Alfonso Martínez Elduayen, “un judoka de los pies a la cabeza”

El deportista de 49 años, campeón de Asturias en los noventa, falleció por covid-19 tras más de 40 días ingresado

Pablo Palomo - Gijón | El judo asturiano amaneció ayer de luto por el fallecimiento por coronavirus a los 49 años de José Alfonso Martínez Elduayen, campeón regional en los noventa y uno de los más destacados judokas de finales del pasado siglo y principios de este por su físico. Nacido en Madrid, aunque afincado en Gijón desde su infancia, era economista y dirigía un despacho en la calle de los Moros. Contrajo la enfermedad hace semanas y estuvo ingresado más de cuarenta días en el Hospital de Cabueñes. “Fue un judoka de los pies a la cabeza”, aseguran sus allegados.

Elduayen nació en la capital de España. Su padre era mexicano. Pasó parte de su infancia en Burgos hasta que llegó a Gijón en su preadolescencia. Su afición por el judo le venía de joven. Comenzó a competir en el colegio de La Inmaculada y fue alumno del maestro Jesús Verano. La mayor parte de su trayectoria deportiva la pasó en la Universidad de Oviedo, donde logró sus mayores logros. Entre sus triunfos se cuenta un campeonato de Asturias en la década de los noventa. Destacó por su imponente físico y su fuerza que demostró en las categorías de menos de 78, 86 y 90 kilos. Aunque no fue muy prolífico en cuanto a títulos, logró imponerse en el tatami a algunos de los judokas más destacados de su tiempo. “Era algo irregular, tan pronto podía ganar a un campeón de España como perder el siguiente combate. Era muy fuerte”, aseguró el exjudoka Fernando Piñero, abogado y amigo personal de Elduayen.

El deportista trabó amistad con una buena ristra de judokas del Principado. Uno de ellos fue Carlos Fernández, director técnico del Judo Club Avilés, una de las entidades más importantes de Asturias en judo. “Compitió durante muchos años. Tenía una gran capacidad física. Fue un judoka de los pies a la cabeza”, aseguró el avilesino.

El fallecimiento de Elduayen causó gran conmoción en la Federación asturiana y española. Lo cuenta Víctor Valle, presidente de la regional en 1993 a 1995 y entre 2012 y 2016 y ahora miembro del Comité Director de la nacional. “Fue un gran competidor y una gran persona. Jamás daba un combate por perdido”. Se da la triste circunstancia de que hace tres días el judo asturiano tuvo que lamentar la pérdida, también por covid-19, de Juan Ignacio Cecchini Estrada, primer medallista asturiano en un Campeonato de España.

Fuera de los tatamis, Elduayen estaba casado y sin hijos. Cursó empresariales y luego se especializó en economía. Tenía un despacho en Gijón en la céntrica calle de los Moros. Fue también un destacado árbitro de judo y un habilidoso jugador de golf en categorías de aficionados. Además, siempre que podía echaba una mano en el negocio hostelero que unos amigos suyos poseen en la calle Andalucía, en el barrio de Pumarín, donde se llora la pérdida de una referencia del judo regional.

Foto Angel