Noticias / Alonso Carlos Cerdeño (p.2015), Premio Fin de Grado en Fisioterapia
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Esta Noticia fue editada el: 01-12-2019

Alonso Carlos Cerdeño (p.2015), Premio Fin de Grado en Fisioterapia max-width=

(La Nueva España)

ALONSO CARLOS CERDEÑO ARÉVALO: PREMIO FIN DE GRADO EN FISIOTERAPIA

Fisioterapeuta al que le gusta la investigación y contar historias

Alonso Cerdeño espera continuar sus estudios en el extranjero y seguir desarrollando su profesión en el campo de la rehabilitación neurológica

Hijo, sobrino y nieto de ingenieros, y hermano de dos adolescentes que probabilidades de ser unos futuros genios de la informática, Alonso Carlos Cerdeño Arévalo tiene en una tía- abuela, que fue enfermera, al único precedente familiar dedicado al ámbito de la salud. Valenciano aunque residente en Gijón desde 2006, ayer recogió el Premio “Santa Catalina” como mejor alumno de la última promoción del grado de Fisioterapia, premio que le entregó el colegio profesional asturiano.

No era su primera opción. Reconoce que primero pensó en estudiar Biología, “pero lo descarté después de hablar con gente que conocía y ya se había graduado”, y luego tuvo en mente Biotecnología, pero lo descartó “porque parecía que nadie sabía lo que era”. Una lesión durante el verano de la PAU le obligó a acudir a un fisioterapeuta por vez primera y entre sesión y sesión de rehabilitación decidió matricularse en la carrera. No le fue mal. “Me lo pasé bien en primero de carrera y sabía que optaba al premio fin de grado, pero no estaba seguro de que llevase mi nombre”, señala el joven, para quien los méritos académicos, aunque importantes, no lo son todo. “Me parece poner la vista en un solo lado de la balanza. Mis hermanos son capaces de hacer auténticas virguerías programando, poner en práctica sus conocimientos y no es algo a lo que sus profesoras pongan nota”, afirma.

A sus 22 años recién cumplidos, asegura que la Universidad “ha sido algo completamente diferente a lo que fue estudiar bachiller o secundaria. Las asignaturas en primero me gustaron bastante, y la rutina ya la llevaba puesta, así que apenas me costó compaginar las cosas”. Nunca perdió las ganas. “A partir de ahí, cada año ha sido diferente tanto en lo personal como en lo académico, pero en todos ha habido algo que ha conseguido engancharme”.

Amante del deporte, la lectura y la escritura, afición, esta última, que comparte con su hermano pequeño, los últimos cuatro años han sido especiales para él. “Primero de carrera fue un cambio. Pensar que empezaba a estudiar en Oviedo y que tenía mi primer trabajo –monitor de judo unas horas a la semana –me ilusionó bastante. Por lo demás, seguí entrenando a baloncesto y judo hasta que acabó el curso”. En segundo, cuenta que sustituyó los entrenamientos por el ejercicio en casa y en tercero, convenció a sus padres para que le dejasen estudiar alguna asignatura de Psicología a distancia. Aunque si de asignaturas se trata, hay dos del grado que le cautivaron por completo, dejándole con ganas de más: fisiología y anatomía humana. Tato por los docentes que las impartían como por los contenidos. “Nosotros profundizamos fundamentalmente en el aparato locomotor, y ver cómo y porqué cada acción se puede describir por las partes que participan me hacía, y me sigue haciendo, querer seguir con ello”, confiesa. “Si eso lo llevas a nivel celular y pones a las neuronas y sus circuitos en el foco, te quedas de piedra. Siempre puedes intentar dar un paso más y saber que la senda es infinita”.

Por todo ello, y aunque actualmente está trabajando en el ámbito de la rehabilitación neurológica, que le fascina, le gustaría seguir profundizando en estas y otras materias. El saber no ocupa lugar. “Una de las cosas de las que me he dado cuenta durante estos años es que una vez empiezas, no vas a terminar nunca de estudiar. No lo digo como una sentencia, pero la realidad es que los datos que tenemos cambian constantemente: la forma en la que los recogemos, el interés que generan, las explicaciones que damos en función de en qué nos fijemos…”, reconoce el valenciano, a quien llegado el momento le gustaría continuar sus estudios en el extranjero y seguir desarrollando su profesión en el campo de la rehabilitación neurológica, a ser posible en Asturias. “Por suerte, hay oportunidades suficientes aquí, por lo menos por el momento. De todos modos, es pronto para decirlo. Todavía estoy en pañales y para aprender a caminar tengo que moverme”.

Entre sus planes a largo plazo está el formar parte de algún equipo de investigación. “En el mundo de la neurología todavía hay un montón de espacios en blanco que rellenar y me gustaría poner mi granito de arena para cubrirlo, aunque fuese mínimamente”.

Foto Angel