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«La Iglesia vuelve a sus orígenes, pero seguirá abierta al culto exterior mínimamente»
Esta Noticia fue editada el: 04-09-2019

Entrevista a Inocencio Martín Vicente en la prensa max-width=

(La Nueva España)  

Inocencio Martín Vicente deja el cargo de superior de los jesuitas en asturias tras seis años

“La obra del nuevo centro deportivo en el colegio de la Inmaculada está parada”


IGNACIO PELÁEZ - El hasta ahora Superior de la Compañía de Jesús, Inocencio Martín Vicente, pone fin a seis años de intenso trabajo con momentos buenos y malos para los jesuitas en la región. Ahora, antes de partir hacia Salamanca, hace balance de esta etapa en que disfrutaron de la concesión de la medalla de oro de Gijón, pero también del cierre de la comunidad del colegio de la Inmaculada o los casos de abusos sexuales en el mismo centro. Su sustituto, Pedro Luis García Vera, tomará posesión de su cargo esta tarde, a las 19.30 horas, en la iglesia del Sagrado Corazón de Oviedo.

–¿Qué balance hace de estos seis últimos años en Asturias?

–Se ha avanzado mucho, y hasta consolidado, lo que queremos como modo de gobierno que queremos en la Compañía hoy, es decir, funcionar en plataformas apostólicas. Lo que buscamos es que las obras de una zona, en este caso Asturias, se coordinen para que, dada la escasez de jesuitas, optimicemos los recursos para que uno o dos hagan lo que otros hacían con una comunidad grande.

–¿En qué sentido?

–Que los colegios de la Inmaculada, San Ignacio y el Revillagigedo tengan cosas comunes, como la formación de los profesores o a buscar el sentido de una obra ignaciana. Antes cada uno iba por su cuenta. Todo esto venía ya de un camino recorrido con el padre Baizán, Antonio España y Lozano. Yo lo que hice fue arrimarme a la rueda, tirar para adelante y en eso se ha avanzado. En este tiempo también se ha incluido en esta sinergia el Hogar de San José. También he insistido mucho en el sentido que debe tener una obra ignaciana, cultivando los ejercicios, retiros en Celorio o claustros de sentido.

La Iglesia vuelve a sus orígenes, pero seguirá abierta al culto exterior mínimamente

–¿Con cuántos efectivos jesuitas ha contado?

–La merma es muy grande. Ponga diez jesuitas por el conjunto en Asturias.

–Por empezar con lo positivo. Bajo su mandato llegó la Medalla de Oro de Gijón. ¿Qué supuso?

–Supuso un reconocimiento. Me llamó la atención el grado de satisfacción que produjo en mucha gente que nos dieran la medalla. Recibimos tal grado de satisfacción que me llamó la atención lo implantado que el colegio y la Compañía están en Asturias. La Compañía fue criticada cuando vino aquí, pero esta medalla dio un veredicto: los gijoneses quieren a la Compañía de Jesús. Gijón, en su conjunto, tiene una mayoría bastante considerable que quiere que sus hijos sean educados por la compañía de Jesús, a nivel de enseñanza media y de enseñanza profesional.

–Con usted llegó el cierre de la comunidad de jesuitas en la Inmaculada.

–Ha sido muy doloroso. Me ha tocado a mí, que viví aquí siendo maestrillo, cuando éramos 40 viviendo. Fue una decisión que venía arrastrándose. La idea de la compañía es concentrar al grupo de jesuitas y es conveniente hacerlo. Esa comunidad de la que salen a trabajar las obras será Oviedo. Hace diez años se sacó a los mayores de Oviedo para meter a gente joven. El cierre de la comunidad de la Inmaculada, fue porque murieron dos pilares como Pachi Cuesta y Cifuentes. La compañía no mandaba gente, no salen vocaciones. Ni siquiera de aquellos caladeros como era Gijón, cuando iban goteando poco a poco y a veces eran dos o tres los que marchaban al noviciado cada año. Hoy no salen.

–¿Por qué?

–No salen porque la sociedad está muy secularizada. Y eso que nunca se ha trabajado pastoralmente como ahora. Lo religioso no es una lectura que la gente se haga. Antes la vida religiosa y jesuita era una especie de reconocimiento social que ahora ya no existe. Hemos tenido casos de familias muy buenas, pero que ponían resistencia a que un hijo entrase en la compañía. Trabajamos mucho, retiros, pascuas, convivencias… producen un efecto, pero esa semilla sembrada se asfixia y se ahoga en la sociedad. Además, no nos engañemos, antes eran 40 jesuitas que daban las clases, pero ahora han desaparecido. La Iglesia en general no es un recinto que agrade o concite llamadas.

–Apostar por unificarles en Oviedo, ¿no es un agravio comparativo con Gijón?

–La razón es comunitaria. No apostólica. El jesuita, por carisma, tiende a la dispersión, a la itinerancia. Ahora bien, sobre la base de una fuerte experiencia comunitaria. No podemos hacer dos o tres comunidades sino una relativamente fuerte donde la gente viva su experiencia de misión. Como no podemos tener dos o tres hagamos una. ¿Por qué Oviedo? Eso no se lo puedo decir.

Inocencio Martín Inocencio Martín MARCOS LEÓN
–¿Qué va a pasar con la iglesia de la Inmaculada?

–Va a seguir abierta mínimamente para el culto exterior, de tal manera que los domingos seguirá la misma de las ocho, con jóvenes y familias. Deberán hablar con el párroco para mantener sí o no la misa de doce. La Diócesis cree que la primera comunión debe hacerse en parroquias y esta ya no es parroquia. Había una buena relación con Herminio González Llaca y ahora con Jorge Cabal y estamos viendo cómo hacemos el tema de la primera comunión. La iglesia de la Inmaculada es una iglesia del colegio. Cuando se hizo parroquia se abrió al culto público, pero ahora vuelve a sus orígenes.

–¿Cómo está el proyecto para construir un gran centro deportivo?

–La situación está parada. La verdad es que no estamos en las negociaciones, pero sí la empresa. Nosotros pactamos las condiciones en orden a la cesión de uso de ese sitio, adquirimos unas buenas condiciones para las familias y colegiales donde tuvieran unas horas al día para usar las piscinas y cursos de natación y demás, eso era lo que más nos interesaba.

–¿Por qué está parada?

–Está parada por el cambio de gobierno. La primera presentación con el concejal anterior, Fernando Couto, hubo buena sintonía, recibimos buena impresión y a partir de ahí nos hemos retirado de las negociaciones. Queda la empresa que lo hará. Tienen un año y medio, pero va pasando el tiempo. Si en año y medio no sale no se hará nada. Y yo lo lamentaría.

–¿Cree que esa obra casa con el proyecto de la Compañía?

–Lo que casa con el proyecto educativo de la compañía es mantener la educación. Y buscar los recursos y medios para ello. Nosotros queremos seguir sirviendo a Gijón con el colegio de la Inmaculada sin dejar fuera a nadie, pero no lo tenemos asegurado. A pesar de todo, es verdad que pueda parecer como un negocio, pero me interesa salvar la educación. Para ser una pureza limpia, a veces tiene que ceder a cierto polvo, con tal de salvar la obra.

“El caso de los abusos fue motivo de dolor y sufrimiento, pero reaccionamos de inmediato”
–Los abusos sexuales en el seno de la Iglesia Católica han sido tema recurrente de actualidad en los últimos años. Un problema que el pasado curso afectó al colegio de la Inmaculada, cuando se conoció la denuncia contra el jesuita Jorge Enríquez, por unos hechos ocurridos hace más de una década, cuando el sacerdote desempeño en el centro desempeñó las labores de profesor de Religión y de coordinador de pastoral entre 2005 y 2008 en el centro. ¿Fue duro?

–Lo que pasó fue motivo de dolor y de sufrimiento. Desde la Compañía, reaccionamos inmediatamente. Fue una reacción rápida –se le apartó de la docencia que impartía en La Rioja– y el tema está ahora en el juzgado.

–¿Cómo está el asunto, que se investiga judicialmente desde el mes de enero?

–A nosotros, como colegio, nos preguntaron qué tiempo había estado en el centro y sé que también fueron a declarar varios docentes que habían coincidido con él. También declaró el interesado. Pero no sé nada de cómo está el caso, todo está en manos del abogado que le defiende.

–¿Se reaccionó bien por parte del colegio y la Compañía?

–La Compañía de Jesús ha nombrado a una persona externa como formadora del cuidado de menores, también se han hecho comisiones locales y para Gijón tenemos a una persona específica. Aquí no se trata solo de evitar el abuso, sino de formar a los profesores. En eso estamos decididos.

–¿Qué recomendación le haría a su sucesor Pedro Luis García Vera?

– (Risas) Está todo muy bien estructurado, con un equipo de laicos formidable. Diría lo que me dijeron a mi cuando llegué. Engánchate al carro, súbete y ayuda a que siga. Yo por ejemplo me he implicado mucho en el Hogar de San José, que está en un momento muy interesante.

–¿En qué sentido?

–El niño, el chaval que nos viene ahora se parece muy poco al que nos venían hace menos de diez años. Ahora vienen más deshechos psicológicamente, faltos de amor y cariño. Eso exige un nuevo educador, y tenemos un plan estratégico donde lo primero es el de recursos humanos. Debemos formar al educador ante esta nueva situación que se presenta.

 

Foto Angel