Noticias / Entrevista a Fernando Álvarez Balbuena (p.1950)
«Mis “hobbies” son estudiar, leer y escribir. Sobre todo, ensayos. También poesía.»
Esta Noticia fue editada el: 16-07-2019

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(La Nueva España)

Fernando Álvarez Balbuena | Empresario, óptico, ensayista, poeta  

"No me jubilo: mientras pueda seguir trabajando, aquí estaré"

"Antes de Ensidesa, Avilés era un pueblín con mucha inquietud cultural; a pesar de que mis amigos estaban en Gijón, me encantaba volver a la villa"

Saúl Fernández - Fernando Álvarez Balbuena es empresario, óptico, ensayista, poeta y conferenciante. Y, además, una de las personas más inquietas socialmente de Avilés.

Llegada a Avilés. Nací en Gijón, en el año 1933, de manera que voy a cumplir 86 años mañana. Mi familia era de Gijón, pero mi abuelo trajo a mis tíos Fernando y Faustino a Avilés a abrir una óptica en Avilés. Uno era óptico, y el otro, relojero. Abrieron el negocio al lado de casa Galé, en frente de donde está ahora la sede de nuestra empresa, en la calle de la Cámara, número 6. Allí estuvieron hasta el año 1936, en que estalló la Guerra Civil. Entonces los llevaron como prisioneros a un batallón de trabajadores, a fortificar el Pico Cueto, en Oviedo. Luego tuvieron que hacer la Guerra con los nacionales: los alistaron a la fuerza. Por eso mi madre tuvo que venir para acá, para Avilés, a hacerse cargo del negocio: era la única hermana que tenían. Después de acabar la Guerra decidieron volver a Gijón y abrir allí una óptica.

Orígenes gijoneses. Mi padre, Marino Álvarez, trabajaba en Gijón como jefe de sección de un comercio que se llamaba La Sirena, que estaba a un paso de las calles Corrida y de los Moros. Conoció a mi madre, que se llamaba Aurora Balbuena, se casaron a comienzos de la década de los treinta. Vinimos, entonces, los tres a Avilés. Y ya no me marché de Avilés, salvo el tiempo en que estuve estudiando el Bachiller en los jesuitas en Gijón. Estuve siete años.

Estudios. Las primeras letras las hice en Avilés, con don Floro, en la calle de Galiana. El Bachillerato, en Gijón. Como el negocio lo llevaba mi madre y un par de empleados y lo atendían muy bien, decidieron que estudiara una carrera. Así que hice Derecho, pero en éstas vino Ensidesa. Entonces, Avilés, que era un pueblo pequeño, de veinte mil habitantes, se convirtió en uno de noventa mil o así. El negocio se había quedado pequeño: había que ampliarlo. Seguíamos donde se habían establecido mis tíos, pero compramos esta casa, este local, que estaba en frente. Aquí había un comercio que se llamaba Los Telares. En los años cincuenta.

Avilés industrial. Aquella ciudad que yo conocí era igual que la de ahora, pero sin Cristalería Española y sin Ensidesa. Era un pueblín en el que había mucha inquietud cultural. A pesar de que todos mis amigos estaban en Gijón, a mí me encantaba volver a la villa.

Negocio innovador. Estaban mis tíos solos en Avilés como ópticos. Bueno, Palacios tenía en su bazar, El Inglés, una pequeña sección de óptica. No había más. No era un negocio muy popular, pero era muy necesario porque la gente veía igual de mal que ahora. Vinieron aquí porque en Gijón había más ópticas. Allí estaba un famoso oculista que se llamaba don Félix Balbuena Prat, un primo de mi abuelo. Fue él quien le explicó que quería abrir un negocio para sus hijos. Don Félix le dijo: "Vais a Avilés, que en Avilés no hay prácticamente ópticas". Aquí el único oculista que había era don Claudio Aznar. Después estuvo otro oculista más que se llamaba José Camporro. El mundo de la óptica era así de pequeño.

Negocio en expansión. No les fue mal en el negocio. Como mi madre estaba aquí, en Avilés, con la óptica, decidieron marchar a Gijón. Luego, mucho después, un primo mío abrió otra óptica en Llanes. Nos federamos los tres. No tuve hermanos. No tengo más que un primo, que fue este que estaba en la óptica de Llanes. Por cierto, antes de establecerse en Llanes se había marchado a América, a Venezuela, para hacer dinero suficiente.

Comerciante. Al terminar la carrera de Derecho había que decidir qué hacer y, claro, yo no podía dejar a mi madre con el negocio ella sola. Así que me metí aquí con 22 años de hoz y coz. Nunca ejercí el Derecho. Terminé la carrera, sí, por los pelos, pero nunca ejercí la abogacía. Me hice cargo de la empresa porque mi madre había trabajado bastante para no seguir haciéndolo. Continué con los empleados, con Fontanillas, con los Iglesias, con Alfredo y con Gregorio. Entre los cuatro llevamos la tienda. Nos fue muy bien.

La carrera de óptico. Por entonces salió la nueva reglamentación de la óptica. Me fui a Madrid a estudiar Óptica, que había que hacerlo en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Mi tío Fernando no la había estudiado porque cuando él empezó en esto no hacía falta. Cuando salió la nueva normativa, sin embargo, también se fue a diplomar a Madrid. Después se convirtió en una carrera universitaria. Yo convalidé el título primero en Granada y, después, el grado, en la Universidad Carlos III de Madrid.

Torcuato Fernández-Miranda. En Oviedo tuve mucha amistad con Torcuato Fernández-Miranda. Conviví con él, en el colegio mayor. Teníamos nuestras charlas y él siempre me dijo: "Mire, don Fernando, usted está más vocacionado para la ciencia política. ¿Por qué no la estudia?". Le respondí que primero tenía que terminar lo que había empezado y que después ya veríamos lo que hacía. Cuando pude, seguí el consejo de don Torcuato, pero no sólo hice Políticas, también Sociología y me doctoré de ambas carreras.

Nueva sede. Poco antes de la llegada de Ensidesa compramos este edificio, el de la Cámara 20. Fue en 1954. Entonces la calle era del Generalísimo. Vimos lo que se avecinaba y compramos el edificio entero y lo rehabilitamos. Este edificio tenía uno hermano, justo en frente, donde estaba el doctor Villacampa. Así que empezamos a crecer más y somos la óptica de toda la vida de Avilés. Me siento avilesino. Todo Avilés venía a comprarme gafas: obreros y patronos; las hacíamos para todo bicho viviente. Nos iba bien y nos sigue yendo bien.

Matrimonio y familia. Nos casamos en 1964. Tengo tres hijos: Fernando, Aurora y Rafael. La segunda se hace óptico también y se casa con otro chico -José Luis- que también es óptico. Así que me dan tiempo para dedicarme a mis "hobbies". Así fue que estudié Políticas y me dediqué pues a escribir un poco. Me liberan un poco del día a día. Además, conocen mejor la moda. Iba todos los años a Italia, a la feria más importante del mundo del sector, pues ya no lo hago, mi hija conoce mejor todo eso. Está más al día, se crio conmigo. Mucho de lo que sabe se lo enseñé yo. Hizo su carrera en la Complutense.

Jubilación. No me jubilo: mientras pueda seguir viniendo a trabajar, aquí estaré, en la óptica. Me ocupo de la contabilidad, de las relaciones públicas. Ahora somos veinte personas en la empresa. La óptica de Gijón no la cogí. Al morir mis tíos, no quise quedármelo yo. Tampoco de la Llanes, cuando mi primo también se murió. Con una tienda bien atendida bastaba.

"Hobbies". Mis "hobbies" son estudiar, leer y escribir. Empiezo a hacerlo cuando ya estoy casado y con hijos, en los años setenta u ochenta. Sobre todo, ensayos. También poesía. Sin ser un gran poeta, ya tengo tres libros. He estudiado, sobre todo, la España del siglo XIX: las Cortes de Cádiz, el general Prim... Pero también, me muevo por las asociaciones: Justo Ureña y yo fundamos la Sociedad Económica de Amigos del País. Años antes hice lo propio con el Rotary Club de Avilés. Doy conferencias: en el RIDEA, en el Ateneo de Gijón, en La Granda...

Foto Angel