Noticias / Jesús Vizcaíno (p.1989) y Vanesa Álvarez (p.1999), Antiguos Alumnos Distinguidos 2018
«Conscientes, competentes, comprometidos y compasivos»
Esta Noticia fue editada el: 16-12-2018

Jesús Vizcaíno (p.1989) y Vanesa Álvarez (p.1999), Antiguos Alumnos Distinguidos 2018 max-width=

(La Nueva España)  

JESÚS VIZCAÍNO SUÁREZ Y VANESA ÁLVAREZ ÁLVAREZ | ALUMNOS DISTINGUIDOS DEL COLEGIO DE LA INMACULADA

Dos vidas entregadas a los demás

Los jesuitas destacan el compromiso de Vanesa Álvarez, en Naciones Unidas, y de Chus Vizcaíno, docente en Madrid y activo en voluntariado

I. Peláez - La bondad, la solidaridad y la entrega a los demás son cualidades adheridas a la piel de los gijoneses Jesús Vizcaíno Suárez y Vanesa Álvarez Álvarez. Son muchas cosas las que les unen además de su noble condición, pues ambos se dedican al voluntariado, enfocaron sus vidas a ayudar a los más necesitados, les dio por la economía en la universidad y pasaron buena parte de su juventud como alumnos del colegio de la Inmaculada. La lista sigue y el próximo fin de semana ambos recibirán el título de Alumno Distinguido que concede anualmente la Asociación de Antiguos Alumnos de los jesuitas. En ambos casos, se cumplen las cuatro "c" por las que apuesta la compañía de Jesús: conscientes, competentes, comprometidos y compasivos. Su vida está plaga de estos ejemplos.

Quienes conocen a Vanesa Álvarez Álvarez (Gijón, 1981) saben perfectamente que "tiene un corazón más grande que el cuerpo y que deja huella allá por donde va". Desde bien pequeña mostró su inclinación hacia las labores sociales. Inició su andadura académica en el colegio Virgen Reina y pronto se enroló en el movimiento junior de Acción Católica. Colaboró con el Albergue Covadonga y avanzó en la misión humanitaria de la mano de "Las Segovias". Ya como alumna del colegio de la Inmaculada -forma parte de la promoción de 1999-, donde jugó al baloncesto en su juventud, comenzó a colaborar en los campamentos de verano, de la mano del jesuita Pachi Cuesta. Después, gracias a la ayuda de la congregación de las Madres de Desamparados y San José de la Montaña puso rumbo a Guatemala a pasar un verano con las tribus indígenas. Volvió al año siguiente. Y al siguiente. Así hasta hoy.

Vanesa Álvarez, quien también tuvo su periplo político en el Ayuntamiento de Gijón como concejala del Partido Popular, comenzó entonces a viajar por el mundo hasta instalarse definitivamente, en 2007, en Guatemala. "Se fue con la idea de pasar cinco años como mucho y se enamoró de América Latina", desvelan sus allegados. Tras Guatemala llegó Hondura y luego pasó a formar parte del Movimiento por la Paz. Le ofrecieron ir de voluntaria a Palestina y no se lo pensó. "Se fue con los ojos cerrados", afirma una de sus amigas más próximas. Vanesa Álvarez pasó de las tribus indígenas a las bombas y el terror en la franja de Gaza. "Fue un giro de vida tremendo", confiesan desde su entorno.

De pronto su vida volvió a cambiar. Estando en la frontera con Israel le surgió la oportunidad de volver "a su querida Guatemala" y de la mano de Naciones Unidas, nada menos. "Aquella es su casa; Vanesa adora su tierra y es una enamorada de Gijón, pero Guatemala es su otra cuna", aseguran sus más íntimos. Todos coinciden en destacar el carácter con el que viaja por el mundo. "Allá donde va se adapta a todo perfectamente; no pone peros a nada y enseguida demuestra por qué y para qué está en los sitios", sentencian. Sin olvidar, valoran, que destaca por su "apertura de cabeza, espíritu y mente" en cada situación que enfrenta a lo largo de sus días. Ahora, el próximo día 22, hará un alto en el camino para volver a su Gijón natal. Es por todo ello que se ha ganado a pulso la distinción de los Antiguos Alumnos del Colegio de la Inmaculada. Un reconocimiento que Vanesa Álvarez no recogerá sola.

Al escenario también subirá Jesús Vizcaíno Suárez, nacido en Gijón el 28 de diciembre de 1971. "Es un hombre grande" es quizás la primera respuesta que dan quienes le conocen. Hay múltiples argumentos según cuentan, pero destaca, sensiblemente, el que hace referencia a "la generosidad que tiene ante todo el mundo". "Desde que le conozco, hace muchísimos años, no ha sabido hacer otra cosa que ayudar a los demás", destaca una buena amiga de Chus Vizcaíno, como le conocen sus múltiples amistades.

La vida de Chus Vizcaíno, de la promoción de 1989 en el colegio de la Inmaculada, es un sinfín de actividades y ejemplo que justifican de largo el criterio de quienes le propusieron como merecedor de tal distinción. Es tan grande su currículum que prácticamente se hace inabarcable. "Además compagina su vida laboral con el voluntariado, es algo que lleva entretejido, inoculado", reflexionan sus más cercanos.

Estudió económicas y durante años trabajo en un banco en Madrid. Ahora es tutor e imparte clases en Bachillerato en un instituto público de la capital. Domina el inglés, el alemán y hasta tiene nociones de danés después de disfrutar de una beca Erasmus en Dinamarca durante su etapa universitaria. Chus Vizcaíno, bien lo sabe cualquiera que haya conversado con él alguna vez, estira las horas del día si alguien le necesita. Sin descanso, incluso, pero su máxima es ayudar a los demás.

En el colegio de la Inmaculada se ganó el cariño de todos supervisando a los más pequeños en el comedor y en el patio. Tejió lazos importantes cuando participaba en los campamentos de verano como monitor. "Los niños lloraban cuando él se iba", confiesa una de sus amigas para ejemplificar su calidad humana.

Cruz Roja siempre ha jugado un papel fundamental en la vida de este gijonés que "convierte en algo bonito, en algo bueno, todo lo que toca". De hecho tiene un diploma honorífico por 15 años de servicio a esta entidad. Un servicio que prestó a través de múltiples canales, desde un curso de socorrismo acuático hasta como subdirector de Cruz Roja Juventud de Madrid.

Durante los últimos veinte años ha desarrollado labores de coordinación y voluntariado en Madrid y otras partes del mundo. Por citar algunas de las asociaciones donde ha colaborado como monitor, pedagogo o dando clases de castellano, están el Hogar Luis Amigó, el Hogar Karibu (Asociación del Pueblo Africano), Asociación Ajema para apoyo escolar o la Fundación Fonat (dedicada al ocio y la naturaleza). De la mano de la Federación de Antiguos Alumnos de Jesuitas de España viajó hasta Calcuta para coordinar un proyecto de cooperación internacional entre España e India y fue voluntario en el poblado de Mumemo dentro de un proyecto que las Hermanas Franciscanas desarrollaban en Mozambique. Incluso dirigió un campamento organizado por el Centro Asturiano de la Habana. Y lo que le queda por hacer, a buen seguro, como auguran quienes le quieren y le están tan agradecidos.

Chus Vizcaíno y Vanesa Álvarez son claros ejemplos del ruego que pronunció en su día el padre Arrupe a todos los jesuitas: invitar a sus alumnos a convertirse en "hombres y mujeres para los demás". Sirvan Chus y Vanesa como ejemplo.

Foto Angel