Noticias / Eduardo Yagüe (p.1988) entrevistado por Pedro Luis Menéndez (p.1975) en el blog El Cuaderno
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Esta Noticia fue editada el: 26-09-2018

Eduardo Yagüe (p.1988) entrevistado por Pedro Luis Menéndez (p.1975) en el blog El Cuaderno max-width=

(El Cuaderno)

Eduardo Yagüe, videopoeta

Pedro Luis Menéndez entrevista a Eduardo Yagüe (Gijón, 1970), pionero de la «videopoesía» en España.

La videopoesía como formato ¿emergente?

/entrevista de Pedro Luis Menéndez/

En el año 2012, Eduardo Yagüe (Gijón, 1970), casi sin saber exactamente con qué nombre denominar su producto, comenzó a hacer videopoesía, un término que el corrector ortográfico de mi procesador, muy bien intencionado él, me subraya en rojo (aunque me acepta por supuesto sin ningún problema que lo escriba como dos palabras independientes: vídeo y poesía). No me sorprende demasiado que lo haga, porque en realidad es un término confuso; un concepto muy abierto que engloba muchas formas de acercamiento a la propia palabra: poesía experimental, poesía visual, performances o lectura en voz alta de poemas grabados en vídeo. Incluso parecería englobar fenómenos más recientes, como el de reconocidos y famosos youtubers.

En una entrevista de diciembre de 2016 que recoge en su página web, Yagüe afirmaba lo siguiente: «Me costó aceptar la palabra videopoesía (sigo a Tom Konyves en su Manifiesto y la escribo junta, sin guion ni separada, intentando dar entidad al término). Cuando comencé a realizar videopoemas en 2012, desconocía prácticamente todo del género y la palabra o palabras (vídeo poesía, vídeo-poesía) me traían a la mente ciertas obras en las que una serie de imágenes aleatorias ilustraban los textos o la voz en off de los poemas. A falta de una palabra mejor (barajé mis invenciones, pelipoema o poepelícula, aunque, creo que con buen criterio, las deseché), acabé por aceptar el término videopoesía sobre todo después de leer el manifiesto de Konyves e ir enterándome de la explosión videopoética que se estaba produciendo gracias a Internet en todo el mundo. Aun así, en español no estoy seguro de que tenga las mismas connotaciones que en inglés y me gusta más el término videopoetry, supongo también porque el género parece tener (al menos hasta ahora) más prestigio fuera de España».

Tom Konyves, a quien hace referencia Eduardo, es un canadiense de origen húngaro que ya en el año 1982 utilizó por primera vez el término videopoetry. Además de su obra como poeta, como profesor de escritura visual creativa o como productor publicó en 2011 un Manifiesto en el que intentó fijar los términos teóricos y técnicos que diferenciarían la videopoesía de otras formas creativas que se aproximan a ella. Así, en una aproximación a la definición del término (existe versión en español del Manifiesto), Konyves afirma que «la videopoesía es un género de poesía ilustrado en una pantalla, que se distingue por su yuxtaposición de imágenes, texto y sonido basado en un tiempo específico. La mezcla medida de los tres elementos produce en el espectador la realización de la experiencia poética. Presentada como un objeto multimedia de duración preestablecida, la principal función del videopoema es demostrar el proceso de pensamiento y la simultaneidad de la experiencia expresada en palabras —visibles y/o sonoras— cuyo significado está mezclado con la imagen y el sonido sin estar ilustrado por ellos».

Hemos querido hablar de todo ello directamente con Eduardo Yagüe, actor (y con estudios también de filología), que vivió en Madrid durante veinte años y actualmente reside en Estocolmo. Además de su obra como videopoeta, ha publicado poesía y relatos, y ha trabajado también como profesor de teatro. 

Eduardo, perdona la pregunta, que parece muy obvia, pero creo que en este caso es necesaria por el acercamiento a un ¿formato? que en nuestro país es todavía bastante desconocido: ¿cómo y por qué llegaste a la videopoesía?

Desde pequeño me gustan la poesía y el cine. Son mis pasiones. La videopoesía me ha permitido mezclar, de alguna manera, ambas: lo audiovisual y lo poético. También me apasiona el mundo de la actuación y la dirección. La videopoesía me permite experimentar y contar historias de manera muy personal, mezclando todos estos lenguajes.

Tal como planteamos en el título de la entrevista, y teniendo en cuenta precisamente esa mezcla de lenguajes que supone el videopoema, ¿podemos considerarlo como un formato emergente, una manera más o menos nueva de acercarse al fenómeno poético?

Creo que sí. Aunque la videopoesía, tal y como se conoce hoy en día, tiene ya una trayectoria de, quizás, algo más de un par de décadas (el festival de videopoesía VideoBardo de Buenos Aires cumple este año su vigésimo segundo aniversario), es ahora cuando se está dando a conocer a un público más amplio, al menos en España, donde puede que haya llegado con algo de retraso. La prueba es este mismo reportaje: hay interés por conocer qué es y quién hace videopoesía. Y cada vez hay más festivales, muestras y proyecciones. Desde Galicia, el documental Versogramas (2017), idea de la videopoeta Celia Parra y dirigido por Belén Montero y Juan Lesta, es el primer documental a nivel mundial que aborda el género. La accesibilidad y abaratamiento de las herramientas para hacerla (cámaras y programas de edición), la plataforma donde verla (fundamentalmente Internet) y la prevalencia del lenguaje audiovisual en nuestros días hacen que sea una forma de expresión artística emergente, o de moda, si se quiere. La poesía también ha ampliado su público gracias a Internet y hay interés por los géneros híbridos, la mezcla, y la videopoesía es una mezcla de géneros, al menos para mí. El videopoeta canadiense Tom Konyves es considerado un pionero de la videopoesía. Sus primeros videopoemas son de finales de los setenta. Para mí su labor de estudioso del género es muy importante, por lo que tiene de definición y estructuración teórica. Su Manifiesto (2011) es una lectura muy interesante (más allá de estar de acuerdo o no con todo lo que dice), entre otras cosas, para darte cuenta de las diferentes categorías que presenta el género (los distintos tipos de videopoesía) y la problemática que existe en cuanto a su definición.

Considerando entonces esa mezcla, ese carácter híbrido del género, ¿cómo es en tu caso el camino por el que desarrollas toda la complejidad de ese proceso creativo?

Más o menos es el siguiente: Llego a un poema que provoca en mi mente imágenes que me gustaría grabar, imágenes que me sugieran una historia (la historia o una de las posibles historias del poema). Es un momento del proceso que tiene que ver mucho con la intuición, y es algo físico también; tengo que sentir que el corazón me late de manera diferente, sentir un pálpito. Intento elegir poemas que tengan lecturas abiertas, que sean de interpretaciones ambiguas, que abran multitud de puertas, aunque también intento respetar su espíritu, acercarme a su esencia, pero contándolo a mi manera, desde mi punto de vista. Generalmente escribo un guion, que suele ser muy poético, con las ideas y planos fundamentales. Elijo al actor o los actores adecuados, las localizaciones, organizo todo lo que tiene que ver con la producción. Cuando todo está ya planificado, fijo las fechas de grabación. Una vez grabado, viene la edición, que es un momento del proceso muy interesante y creativo, comparable a reescribir un poema: se producen hallazgos muy interesantes, casualidades que no esperabas. También en las grabaciones estoy abierto a la improvisación, a la casualidad: hay que estar despierto y dispuesto a dejarse sorprender, aprovechar los inconvenientes, los obstáculos, ponerlos a tu favor. Este proceso puede estar mezclado, ser diferente cada vez. Puede pasarme que tenga muchas ganas de trabajar con un actor o una actriz determinada y que busque un poema para ellos. Puede existir una localización o una música que activa el proceso de creación, puede que ya tenga una historia pensada que quiera grabar y entonces busco un poema que la complemente…, pero generalmente estoy siempre leyendo poesía, buscando, seleccionando y guardando poemas que en mi mente se han convertido inmediatamente en vídeos, o que intuyo que se pueden convertir. Son poemas que guardo en la carpeta de «Proyectos». Algunos han estado ahí guardados durante años. Tengo un amigo actor que dice que soy un artesano audiovisual, y creo que tiene razón; que todo el proceso (al menos hasta ahora) lo hago yo solo: escribir, producir, grabar, editar, dirigir, todo menos la actuación, la música y la edición de sonido, en la que suelo contar con la colaboración de músicos como Four Hands Project, Swoon, David González…


¿La selección de poetas y de poemas depende exclusivamente de tus gustos personales (como dices, un poema que provoca algo dentro de ti) o aceptas también encargos?

Empecé en la videopoesía usando mis propios poemas, con Lucernario (2012). Eran poemas con los que me sentí a gusto para ese trabajo en concreto, pero la verdad es que no me gusto mucho como poeta. Así que decidí usar solo poemas de poetas que me encantaran; pensé: «al menos que haya algo en el vídeo que sea excelente». Lo que pasó es que me empezaron a escribir poetas y videopoetas (sobre todo desde Estados Unidos) que me proponían colaboraciones, aunque de los poemas que me enviaban elegía, claro, los que más me motivaban; tenía libertad. Las únicas colaboraciones en las que no he elegido los poemas han sido la que hice con Marc Neys, Deze zachte witte kamer y el vídeo que realicé para Wild Whispers Project (de Chaucer Cameron y Helen Dewbery), aunque me dieron libertad absoluta para grabar lo que quisiera. Así que, desde el principio, he ido haciendo encargos y colaboraciones por un lado, y por otro eligiendo los poemas que más me movían personalmente (la serie La Luz Tenaz, La canción del espejo, Domingo después del vendaval, (SOS), Qué palabra…).

Uno de los rasgos muy característicos de tus videopoemas es el trabajo con actores o actrices, algo que es evidente en toda tu trayectoria. Resulta fácil pensar que se deriva de tu formación como actor, pero ¿hay algo más detrás de ello, porque parece un planteamiento de base como creador?

Sin duda. Me formé y trabajé como actor. Los actores me gustan mucho. Quiero hacer videopoesía a través de sus rostros, de sus cuerpos. Para mí los actores son el poema. Los actores se exponen, son vulnerables, están en contacto de una manera consciente y creativa con la belleza, con el dolor, con los conflictos, los actores y las actrices nos ayudan a hacernos preguntas sobre nosotros, y por eso me gusta trabajar con ellos. Los actores son necesarios, muy necesarios. Y sí: mi videopoesía se caracteriza por el trabajo de los actores. Creo que en todos o prácticamente todos mis vídeos aparece un actor o una actriz, aunque sea tan solo en un plano muy breve.

Quería preguntarte por algo que parece que no encaja muy bien con la casi marginalidad de la poesía en el mundo editorial. Teniendo en cuenta el desarrollo de Internet, sus redes sociales y su manera distinta de exponer la creación artística en general, no sólo la literaria, ¿resultaría vendible la videopoesía en este mundo electrónico, tiene posibilidades comerciales?

Debería tenerlas. Y las reivindico. Las editoriales, productoras, empresas, Ayuntamientos, etcétera, tienen que saber que hay videopoemas que tienen cientos de miles de visionados. Por ejemplo, mis vídeos se ven, potencialmente, en cualquier parte. Han ido a festivales y muestras de todo el mundo. Donde va uno de mis vídeos suele ir el nombre de mi ciudad, de mi país, y muchas veces, de poetas de nuestra literatura. Estoy hablando, por supuesto, de la producción; de la búsqueda de dinero para realizar proyectos cada vez más grandes, con mayor calidad técnica. Veo que muchos videopoetas americanos, ingleses o alemanes tienen detrás patrocinadores potentes, tienen presupuestos importantes, que hacen que sus trabajos lleguen a festivales selectos, tengan repercusión y se vean mucho, con todo lo que eso significa para los patrocinadores. Por otro lado está si el público pagaría por ver videopoesía. No sé, por qué no. Pagamos por ir a ver tal o cual exposición, película o concierto. Si ofreces un producto de calidad, la gente lo va a adquirir, aunque sea marginal. De todas maneras, yo creo que es buena idea buscar patrocinadores y productores, aunque también seguir trabajando de manera artesanal.

En este sentido, ¿cómo das a conocer tu producción?

De momento, a través de Internet. Tengo un canal en Vimeo donde voy publicando los vídeos. Algunos los he estrenado primero en festivales, como el Festival Silêncio de Lisboa, donde estrené el año pasado Qué palabra, basado en el poema de Samuel Beckett, o a través de publicaciones on line, como Poetry Film Live, donde estrené (SOS), basado en el poema de José Ángel Valente.

Y ya que hablamos de la divulgación de la videopoesía, de los modos en que podemos acercarnos a ella como público lector-espectador, ¿nos puedes dar nombres de referencia y direcciones que para ti resulten especialmente interesantes?

La web Moving Poems, que dirige el videopoeta Dave Bonta, publica asiduamente vídeos, artículos, noticias de festivales de videopoesía y entrevistas de videopoetas de todo el mundo. La web Poetryfilmkanal publica en alemán e inglés entrevistas y ensayos de alto nivel sobre diferentes aspectos del género. La web Poetry Film Live publica mensualmente vídeos acompañados de textos en los que se habla del proceso creativo de los videopoetas, también entrevistas y ensayos en inglés. La web Versogramas publicaba el videopoema de la semana, aunque ya hace tiempo que no sale ninguno, pero se pueden ver los publicados, además de información sobre el proyecto de su documental. El grupo POOLVIDEO en Vimeo, creado por la artista australiana Jutta Pryor, cuenta con casi 300 vídeos de 43 videopoetas de todo el mundo. En el canal de Vimeo de la Muestra de Videopoesía SINESTESIA, que organiza Ana Navío en Barcelona, se pueden ver todos los vídeos que han proyectado hasta el momento. En la web The Book of Hours se pueden ver todos los vídeos del interesante proyecto de la poeta inglesa Lucy English. En Vimeo se puede encontrar el trabajo de videopoetas de muy diversos estilos: Marc Neys (aka Swoon), Marie Craven, Jutta Pryor, Hernán Talavera, Celia Parra, Matt Mullins, Jani Sipilä, Dave Bonta, Melissa Diem, Miriam Reyes… por nombrar a unos pocos, muy pocos. Una búsqueda en Moving Poems te da acceso a cientos de videopoemas de creadores de todo el mundo.

Por último, Eduardo, como ya comentábamos antes, con todas las dificultades que rodean a la publicación y a la difusión de la poesía, ¿cómo ves la convivencia de este formato con la edición en papel o la edición electrónica de los libros?

Los formatos deberían convivir y apoyarse. El documental Versogramas, por ejemplo, está publicado en DVD, junto con un libro. Quizás este formato es interesante: imaginemos una colaboración con un poeta en la que el libro viniese con un DVD con varios de los poemas convertidos en vídeo, o que el libro incluya enlaces a vídeos a los que tienes acceso cuando lo compras y que complementen la experiencia poética…

Además de poderse rastrear y seguir su obra en la plataforma de vídeos Vimeo, Yagüe mantiene una página web en la que va dando cuenta asimismo de sus proyectos, exhibiciones públicas, presencia en festivales, etcétera: https://eduardoyague.wixsite.com/videopoetry.

 

Foto Angel