(LA NUEVA ESPAÑA)

"Japón es la segunda potencia del mundo porque su fuente de riqueza es su gente"

"Los diplomáticos somos funcionarios que amamos la carrera; a mí me encanta conocer cómo es la vida en otros países"

Cuca ALONSO

Su profesión le ha obligado a vivir fuera de su país durante cuarenta años, pero, pese a ello, Antonio Segura Morís siempre vuelve a su Gijón natal. Estos días hemos podido charlar con él porque viene a integrarse en el proyecto Opera Studio como presidente. Su conversación es amena, ingeniosa y, sobre todo, muy bien documentada. Conserva excelente aspecto, se viste con elegancia; abrigo azul marino de Loewe, camisa blanca impecable, corbata con el dibujo de la flor de lis... "He de preguntarle si es monárquico, aunque tratándose de un diplomático...".

-Por favor, defínase.

-Nací en Roces (1944), que entonces era una aldea preciosa, mayor de cuatro hermanos. Estudié el Bachiller en el colegio de la Inmaculada, y, aunque a los 16 años mi familia se trasladó a vivir a Oviedo debido al trabajo de mi padre, yo quedé en Gijón hasta terminar el Preu. Hice Derecho en la Universidad de Oviedo y las oposiciones a la carrera diplomática en Madrid, empleando en ello muchos codos. Me considero trabajador y disciplinado a la fuerza; tuve que ahormarme. Soy de origen tímido, pero me he corregido. Disfruto de un amplio sentido del humor y estoy soltero.

-¿Ha recorrido medio mundo?

-De Asia, entre Irán y Filipinas, conozco todos los países. Además he trabajado en Sudáfrica, en Argentina, Uruguay, Chile, Brasil, Bolivia... Mi último destino ha sido como cónsul general de España en Shanghai.

-Pero si un día se perdiera, ¿dónde habría que buscarlo?

-En Japón, concretamente en Tokio.

-¿Cuántos idiomas habla?

-Inglés, francés, un poco de japonés y otro poco de chino.

-¿Qué son los diplomáticos, aparte de privilegiados?

-Funcionarios del Estado con la misión de representar a tu país en el extranjero. Somos gentes que amamos la carrera, que nos gusta lo que hacemos. A mí me encanta conocer cómo es la vida en otros países, cómo es su cultura.

-Dicen que lo peor es enfrentarse a la gastronomía típica...

-No soy un gourmet, pero me he acostumbrado a comer de todo. Recuerdo que en Pakistán, al servir un cordero, como deferencia te ofrecen el ojo, ya que lo consideran lo más preciado del animal. Naturalmente lo comí, pero no sabe a nada. En China te dan holoturias, que son como "llimiagos" del mar. Éste sí es un bocado exquisito.

-Deduzco que debe de levitar ante un palto de fabada...

-Sí, y si es de un restaurante de Somió que todos sabemos pero no debo decir su nombre, mejor. Han conseguido quitarle la pesadez.

-¿En qué países ha sido embajador de España?

-En cuatro: Indonesia, Singapur, Pakistán y Afganistán.

-El último, ¿tal vez el más duro?

-Nunca hay que creer lo que dicen los medios de comunicación, tienen tendencia a exagerar, y cuanto más lejos está el país más se exagera. En Afganistán estaba todo deshecho por la guerra, pero la vida transcurría con normalidad, ya que los talibanes habían sido derrocados del poder un año antes. Están reconstruyéndose, aunque el país que mejor se recupera es Japón; los japoneses no tienen nada en cuanto a materia prima, pero son la segunda potencia económica del mundo. Sólo son su trabajo, su fuente de riqueza es su gente.

-¿Dónde vive actualmente?

-He cumplido 70 años y acabo de jubilarme, así que vivo en Madrid, pero siempre paso las Navidades en Asturias.

-Siendo presidente de Opera Studio tendrá que viajar a Gijón con frecuencia...

-Sí, ahora he venido para la presentación del proyecto. Opera Studio funciona en todos los países del mundo civilizado - en Japón hay dos-, pero en España no existía. Ahora sí, y su sede está en Gijón. Se trata de dar oportunidad a los cantantes noveles que han terminado su carrera y no tienen perspectivas de trabajo. Opera Studio les ofrece clases de canto a cargo de grandes figuras internacionales.

-¿De quién ha partido la iniciativa?

-De dos gijoneses, Javier Fernández de la Vega y José Gómez, que es director de orquesta y ocupará el cargo de director artístico. Pasar por Opera Studio supondrá una nota importante en el currículum de los alumnos.

-¿Cómo se consigue la financiación?

-Opera Studio tiene su propio patrimonio, conseguido mediante colaboraciones, mecenazgos, donantes y socios. El próximo verano se representarán dos óperas en el teatro Jovellanos, "L´elisir d´amore", el 25 y 26 de julio, y "La Bohème", el 5 y 6 de septiembre.

-¿Y qué dice de todo esto Ópera de Oviedo?

-Están encantados con el asunto. Entraron en diálogo y cooperación con nosotros desde el primer momento. Es una colaboración mutua.

-¿Cuántos chicos participarán en este primer curso?

-Hemos seleccionado 22. En apenas un mes de vida nos han llegado solicitudes de inscripción de 23 países. Es una plataforma importante. Con los 22 cantantes formaremos dos elencos. "L´elisir d´amore" requiere cinco figuras principales y "La Bohème", seis, y como cada una ha de ofrecer dos sesiones se da oportunidad a los 22. Luego se hará una gira nacional con ambos espectáculos.

-¿A usted le apasiona la ópera?

-Me gusta la conocida y la fácil. Creo que ciertos fragmentos forman parte del inconsciente colectivo; todos llevamos en la cabeza una pieza de ópera.

-¿Y qué pinta un embajador en el asunto?

-Me han nombrado presidente y me siento muy honrado de que dos paisanos gijoneses hayan pensado en mí. Los tres, incluso el secretario, José María Aguirre, o sea, los cuatro, tenemos un nexo común: hemos sido educados en los Jesuitas.

-Aparte de esto, ¿a qué dedica su ocio?

-Por las mañanas llevo la intendencia de la casa o me voy a caminar. Por las tardes leo mucho y recibo a los amigos.

-¿Tiene alguna frustración deportiva?

-Soy una calamidad total, nunca tuve condiciones. Nadé en la playa de San Lorenzo y en piscinas... Acudí a un gimnasio, pero es un peñazo, no es lo mío.

-Me olvidaba, ¿es usted monárquico?

-Sí, claro. Teóricamente lo somos todos después de la brillantísima gestión de don Juan Carlos. No hay un jefe de Estado, sea monarca o presidente, que haya hecho más por su país que el Rey por España.