Noticias / Kike Figaredo (p.1976) presentó sus proyectos en Asia
En un encuentro celebrado en la Casa Natal de Jovellanos
Esta Noticia fue editada el: 14-09-2013

Kike Figaredo (p.1976) presentó sus proyectos en Asia max-width=

(LA NUEVA ESPAÑA)

Una riada de vida para Camboya

Kike Figaredo presenta sus proyectos en Asia, donde la solidaridad gijonesa ha permitido que mil familias tengan agua

Luján PALACIOS

Un millar de familias de Camboya han conseguido tener dos cosechas al año y una mejor salubridad. Y ha sido gracias a Gijón. El prefecto de Battambang, el jesuita gijonés Kike Figaredo, agradeció ayer emocionado la colaboración de su ciudad en la puesta en marcha de un proyecto que «está dando vida» a la zona de Tahen, la limpieza de un tramo de siete kilómetros de río que ha permitido a las gentes de aquellas tierras disponer de agua durante todo el año. El proyecto, llamado «Una gota de ilusión», se articuló desde la Unión de Comerciantes, y Figaredo expuso ayer sus resultados durante la conferencia «Camboya más cerca» que ofreció en la Casa Natal de Jovellanos para repasar su labor en el país.

El plan para limpiar el río, crear tres compuertas y permitir la irrigación necesaria para mejorar las condiciones de vida de las familias es sólo uno de los múltiples que tiene en marcha en Camboya Kike Figaredo, desde que arribara al país asiático en 1985. Primero fueron los discapacitados, pero en la actualidad «es mucho más, empezando por la educación que es la gran apuesta que tenemos que hacer», apuntaba ayer ante un numeroso auditorio. Porque, como relató Figaredo, «los proyectos son muchos y están relacionados entre sí», y centrados en buena parte en la labor que se desarrolla desde el Centro Arrupe. «También sostenido gracias a la solidaridad de los gijoneses», recordó el prefecto.

Allí se da cobijo y formación a medio centenar de personas «de los que 30 son discapacitados». Se les forma para que «estudien y trabajen, muchos de ellos acaban trabajando en el mismo centro». Un gran engranaje que hace funcionar una máquina que llega hasta los pueblos más remotos, donde «tenemos en marcha proyectos de educación para los niños de los pueblos sin escuela», o en las 16 escuelas rurales que ya han construido.

A ellos se suman las empresas sociales que están dando trabajo a personas discapacitadas o a sus familiares directos, como en el caso del café restaurante «The lonely tree», que vende comida española y «que aunque lleva funcionando sólo tres meses ya tiene beneficios». Como los está teniendo también un aula textil para la elaboración de jerseis, que se ha puesto en marcha gracias a un empresario zaragozano «que incluso tiene la idea de en un futuro crear cooperativas».

La labor de Kike en Camboya es inagotable, también desde el frente de la salud, con el proyecto de crear un paritorio para las familias más humildes y las revisiones médicas que se llevan a cabo de manera periódica con la colaboración de médicos voluntarios. Y sin olvidar otras tareas, como el cuidado de las personas mayores o de la naturaleza, «siempre con la educación como principal preocupación, para que aprendan a usar bien el agua y para que los jóvenes no tengan que emigrar a trabajar a Tailandia», apuntaba Kike Figaredo.

Su esfuerzo, y el de los asturianos solidarios, ha dado pie a historias conmovedoras que ayer relató el prefecto de Battambang. Como la de una niña paralítica que, después de diez años en silla de ruedas, se curó con sólo suministrarle un medicamento, recetado por una neuróloga asturiana que visitó la misión de Kike en Camboya. O la de cuatro hermanas huérfanas que podrán tener una oportunidad en la casa de acogida, o la de un padre de familia que podrá operarse del corazón porque Figaredo le financiará la intervención «a cambio de que nos devuelva la mitad del importe, de unos 2.300 dólares».

Demasiado para un hombre que apenas ingresa 30 dólares al mes, y significativo de la riada de esperanza que la labor del gijonés ha llevado a los camboyanos. En las fotos que ayer mostró, todos sonríen. Y todos los vecinos que acudieron a la charla aplaudieron.

Exposición de creaciones artesanales

El trabajo artesano es uno de los pilares en la educación y la formación laboral de los camboyanos. Ayer, en la Casa Natal de Jovellanos se expusieron algunas de sus creaciones -a la izquierda-, desde pañuelos hasta ropa, pasando por crucifijos, estuches o bolsos, que se venden a un precio justo para que los beneficios reviertan en la puesta en marcha de nuevos proyectos en el país.

 

(EL COMERCIO)

«Cualquier ayuda cuenta»

SHEILA VACA

«La educación debe ser la mayor inversión que se haga ya que el 50% de la población son niños. Les sobra la ilusión y ganas de trabajar»

Kike Figaredo explicó sus proyectos en Camboya ante un nutrido público

«Camboya debe ser un lugar donde se pueda trabajar y que la fuerza no se vaya fuera»


«Con un poco de apoyo se consiguen muchas cosas. Cualquier ayuda cuenta». El obispo de Battambang desde hace una década, el gijonés Kike Figaredo, lleva 28 años trabajando por los colectivos más vulnerables de Camboya. Gracias a su ilusión y perseverancia ha impulsado una serie de proyectos destinados a mejorar la educación y la calidad de vida de dicha población asiática. Ayer, el Museo Casa Natal de Jovellanos se empapó de su experiencia y de sus grandes logros gracias la conferencia 'Camboya más cerca', que no dejó indiferente practicamente a ninguno de los presentes.

Este jesuita siempre ha dedicado la mayoría de sus esfuerzos a apoyar a los niños discapacitados «víctimas de las minas, la poliomelitis o la falta de medicinas», promoviendo diversas actividades. De este modo creó el grupo Arrupe, donde los jóvenes camboyanos pueden estudiar y formarse profesionalmente, además de disponer de sillas de ruedas adaptadas para recorrer los terrenos de los poblados. «Quieren ser electricistas, contables, peluqueros, traductores...», explicaba Figaredo, mostrando una imagen de un grupo de jóvenes que acaban de terminar segundo de Bachillerato. «Lo que les sobra es ilusión y ganas de trabajar. Algunos de ellos, a los 12 años, aún no habían pisado una escuela. La educación debe ser «la mayor inversión, ya que el 50% de la población de Camboya son niños».

La falta de agua es otro de los problemas con los que se enfrentan a diario los camboyanos. Por eso, durante este año, el equipo de voluntarios de Kike Figaredo ha trabajado duro en el proyecto 'Una gota de ilusión',con el que «se ha conseguido rehabilitar 7 kilómetros de un río cuyo cauce se destrozó por la guerra para que llegue a 1.000 familias, unas 6.000 personas. Permite a las familias tener dos cosechas al año y mantenemos con ello un nivel de higiene mucho más alto».

Concienciación

El nuevo proyecto directamente relacionado con el anterior y que ya está en marcha es conseguir que el agua de ese río «se aproveche, creando hábitos de concienciación entre la gente sencilla». «Tenemos más agua pero usan el agua sin discriminación. Es un valor muy especial y tiene que estar limpia: no se puede lavar con detergente, hay que quitar las plantas que van creciendo y en definitiva, que hay que cuidarlo. Aunque hay que seguir haciendo río. Mi sueño es rehabilitar otros 5 kilómetros», subrayó Figaredo.

Con él trabaja un gran grupo de voluntarios de SAUCE, de los cuales la mayoría son camboyanos, 6 españoles y dos de éstos, ambas mujeres, ovetenses. Cuentan con cuatro apoyos que son fundamentales: «las autoridades locales, el templo budista, las escuelas y la parroquia católica. Eso sumado a las ayudas que nos llegan desde España y también desde Asturias, hacen mucho», resaltó el obispo de Battambang. «Necesitamos que Camboya sea un lugar en el que se pueda trabajar. La principal fuerza con la que cuenta el estado se va a Tailandia y solo quedan niños y mayores».

La Casa Natal de Jovellanos se llenó de público que no quiso perderse detalle del testimonio de Figaredo. Entre los asistentes se pudo ver a la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón; a la presidenta de SAUCE, María José Gómez-Rodulfo, y la delegada de la organización en Asturias, Dolores Nieto. «Gracias por todo el apoyo que hemos recibido, como las camisetas que nos regaló el Sporting, aunque solo nos dieron dos de niño», decía entre risas el sacerdote.

La visita de Kike Figaredo a Gijón continúa mañana. A las siete y media de la tarde, el jesuita oficiará una misa en la Iglesiona y el próximo viernes 13 participará en una cena benéfica que se celebrará en el Club de Tenis de Gijón. La recaudación se dedicará a un proyecto para el mantenimiento del centro Don Bosco de alfabetización y costura para jóvenes, en Battambang.

Foto Angel