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Esta Noticia fue editada el: 24-09-2014

Alfonso Peláez (p.1971) publica nuevo libro max-width=

(LA NUEVA ESPAÑA)

"Lo más acojonante de Gijón es que tragamos con todo; no tenemos arreglo"

"Miguel Mingotes es como mi hermano pequeño; gracias a él escribí mi primer libro y cuando actuamos juntos somos como Tip y Coll en playu"

F. G.

Que un autor someta a la luz pública cinco libros en pocos años es sinónimo de pluma prolífica, pero no tiene mucho de particular. Sí resulta, en cambio, noticioso y sorprendente cuando quien acomete esa tarea es un médico que no ejerce la profesión, que regenta uno de los establecimientos comerciales más antañones de Gijón y que practica en sus escritos el costumbrismo gijonés más sentido y a la vez hilarante. Es el caso de Alfonso Peláez, que ya tiene en sus manos, recién salido de la imprenta, "Bellavista tiene historia", un recorrido por las vicisitudes de un popular negocio hostelero que hunde sus raíces en los mediados del pasado siglo. La presentación del libro tendrá lugar en el Bellavista el próximo jueves, a las ocho y media de la tarde.

-Aproveche y hábleme ahora de su libro porque después le voy a preguntar por muchas cosas más.

-El libro, con prólogo de Pedro de Silva y epílogo de Jaime Poncela, es un canto y algo más al chigre ("El altar del pueblo" como decían los sublimes curas José Luis Martínez y José María Bardales). Es una historia que comienza en 1954 tras llegar a Gijón del exilio argentino, después de haber perdido la guerra, Salvador, Zulima y Germán. Hasta ahí puedo leer.

--¿Usted escribe para perdurar o lo que pretende es que el Gijón del que escribe con frecuencia, y que se está perdiendo, perviva?

-Hombre soy consciente de que mis libros y columnines del periódico son de andar por casa, así que me daría por satisfecho con que algún día a algún curioso un ápice de lo por mi escrito le valga para algo.

--Como es médico de carrera, anímese a recetarle algo a este Gijón de hoy que en tantos aspectos languidece.

-A pesar de mi empatía con Carmen Moriyón ( la verdad, mi alcaldesa "for ever" fue Paz Fernández Felgueroso) creo que en el Consistorio, salvo contadísimas excepciones, el nivel es bajo tirando a paupérrimo. Un carril bici (centrífugo, que no centrípeto) y el Arcu Atlánticu como buques estrella hablan a las claras del fiasco de esta desdichada Corporación.

--De haber ejercido la medicina, ¿habría sido usted un médico a palos?

-La medicina la ejercí unos años y continúo ejerciendo, de vez en cuando, solo para los amigos. Mire, yo creo que todo lo que nos pasa es psicosomático, pues somos cuerpo y alma; así que de palos, nada.

-Usted hace con frecuencia pareja con Miguel Mingotes en algunos saraos literarios y festivos de esta ciudad. ¿Son ustedes el Dúo Sacapuntas del Gijón del alma?

-Miguel Mingotes es como mi hermano pequeño. Gracias a él, por un folio que le enseñé, escribí mi primer libro. Le admiro y le quiero mucho. La última vez que "actuamos" en el Ateneo, creo que fuimos como Tip y Coll en playu.

-Le voy a nombrar varios personajes de esta ciudad y usted me los va a definir en pocas palabras. Pero cuando le cite a algunos no se me ponga a llorar, que le conozco? El primero, el cura Bardales.

-El cura Bardales, del que no hay un solo día, puedo jurárselo, que no me acuerde, fue desde que le conocí mi otro yo. Todo, absolutamente todo, nos lo confiábamos. ¿Sabe?, la herida que me dejó su marcha jamás va a cicatrizar pero a cambio nadie me va a quitar lo con él bailado. ¡Joder, menuda pregunta!

-El segundo, Juan Ramón Pérez las Clotas.

-Merced al ojo cazatalentos de Juarra me fichó Fernando Canellada en el año 2000 para LA NUEVA ESPAÑA (está claro que Juan Ramón empezaba a perder facultades) ¿Sabe? Juan Ramón, republicano él, fue un exquisito, un erudito, un gijonés de pro, un maestro de periodistas y el último "gentleman" que dio la "city". Amén de todo ello, hablaba gijonés, que no impostado bable; y fue, por encima de todo, un hombre bueno.

-El tercero, Ladislao de Arriba, el entrañable Ladis.

-Me encanta que me pregunte por mi vecino de la calle la Merced. Amigo de mi abuelo Luis del Retiro, compañero de andaduras juveniles de mi padre, contertulio mío en el Hotel Asturias y por si fuera poco conocido de mi hijo Ignacio con el que en Madrid a veces, a espaldas de Lola, su mujer, peca y toma un vino. ¡Cuatro generaciones conoció el maestro! Un "abrazu" y salud.

--Usted fue el hijo de y ahora es el padre de. ¿Le supone ese detalle un menoscabo para su ego?

-Antes al contrario. Ignacio, crítico taurino de este periódico, tras una carrera brillante en la Complutense, escribe con frescura y está más "preparau". Nada me hace más feliz que leerle ó escucharle en la radio.

-¿Cuál es el secreto mejor guardado del negocio familiar, Droguería Asturiana?

-Salvo la fórmula magistral del líquido lustra maderas, en la droguería, tras ochenta años de andadura, no hay más secreto que tres generaciones, anegadas de varices, echando horas de pie "pa regalar", y trabajando duro para vivir con dignidad.

-¿En su casa quien lleva los pantalones? O formulado de una manera menos dolorosa para su masculinidad, ¿en su casa se hace lo que usted obedece?

-Sin duda. Tras treinta y dos años de vida en común, y del acierto cumbre de mi existencia, obedezco ciegamente ¡Claro que sí!

- Usted, cuando tiene que enfatizar una frase, siempre dice "es acojonante". Dígame pues qué es, a su juicio, lo más acojonante de Gijón.

-Lo más acojonante de este paraíso es que tragamos con todo. Véase sino, además del desvencijado y canino Sporting, lo de la playa allá por los 60 y comienzos de los 70, cuando nos hicieron unos abominables, en general, edificios que secuestraron para siempre el sol del paseo. Y acá por los dos mil y poco, jodieron el arenal. No tenemos arreglo. ¡Somos así!

-Y va la trece y última, que el trece solo da mala suerte a los ignorantes y no es su caso. ¿Habrá más libros de Alfonso Peláez o se cortará definitivamente la coleta?

-Al final del libro, que me costó días y ayuda, me prometí que nunca más pero, entre el Bic cristal, al que le gusta que rellene folios, y mis tenaces amigos José Cernuda y Chema Cabezudo, no sé yo si no cabalgaré de nuevo?..

Foto Angel