Noticias / Raúl Álvarez Obregón (p.1965) recuerda su infancia en Cuba
Esta Noticia fue editada el: 20-09-2014

Raúl Álvarez Obregón (p.1965) recuerda su infancia en Cuba max-width=

(EL COMERCIO)

"Nos robaron casas, negocios y una vida"

"Y todavía el Gobierno del Principado viaja a La Habana a rendirle pleitesía a una dictadura comunista", critican

Las familias cuyo patrimonio fue confiscado por la revolución cubana tienen "pocas esperanzas" de recuperarlo

AZAHARA VILLACORTA

Cuando Raúl Álvarez Obregón se embarcó para salir de Cuba en solitario rumbo a Asturias tenía 13 años. Corría marzo de 1961 y en la isla quedaban sus padres: Isel Obregón, hija de emigrantes cántabros nacida en la mayor de las Antillas, y Baldomero Álvarez Cristóbal, natural de Luces (Colunga), desde donde había emigrado en la década de los años veinte del siglo pasado huyendo de "la fame". Pero, a pesar de esos escasos 13 años, a Álvarez Obregón no se le quitan de la cabeza la entrada a la bahía de La Habana y el Castillo del Morro. "Eso fue lo primero que vieron mis ojos".

"Con el triunfo de la revolución y la entrada de Fidel, ya se veía la deriva hacia el comunismo y me mandaron a casa de mi abuelo, en Asturias, mientras que mi hermano Pepe se trasladó a Estados Unidos para estudiar Ingeniería", cuenta Álvarez Obregón, que el año pasado se jubiló con honores como jefe de Cirugía General del gijonés Hospital de Cabueñes.

El niño dejó en la isla a sus padres, que, "como todos, unos más y otros menos, tenían algunas propiedades". En el caso de su familia, La Lucha, "una tienda de ropa de caballero en una céntrica calle habanera, Galiano, donde también estaban los míticos almacenes El Encanto, fundados también por compatriotas. Entre ellos, Ramón Areces, que creó de El Corte Inglés, tío de Isidoro Álvarez. El sector textil estaba en manos de asturianos".

Aquella "boutique con seis u ocho empleados" fue confiscada un mal día por los milicianos. "Mi padre me contaba que, de repente, el Gobierno expropió todo el comercio diciendo que pertenecía a la revolución. Se presentaron unos milicianos con fusiles y pistolas al cinto reclamando la combinación de la caja fuerte. Les tuvo que entregar 35 años de trabajo, una situación muy triste", relata.

Así fue como la familia de este cirujano de referencia en la región, afable y buen conversador, vio como, de un plumazo, se quedaban sin nada. Y, al igual que ellos, decenas, cientos. Hasta 3.000 entre 1959 y 1962. La mayoría, asturianos y gallegos.

Treinta y cinco de esas familias de la región acaban de unirse para reclamar lo que era suyo mediante la firma de un contrato con la empresa catalana 1898 Compañía de Recuperaciones Patrimoniales de Cuba , por el que ceden a la sociedad sus derechos si se produjese una negociación con el Gobierno cubano, además de estar dispuestos a entregar el 30% del valor de las propiedades de ultramar que lleguen a recuperarse. Un patrimonio que asciende a 90 millones de euros, según los peritos.

Porque los Álvarez Obregón no solo perdieron su medio de subsistencia y algunas otras propiedades isleñas. También su casa, frente al mar, en las que han sido bautizadas como las playas del Este (en ese momento, Santa María del Mar), a veinte kilómetros de la capital. "Me meto en Google y puedo verla exactamente tal y como estaba entonces, aunque convertida en un centro de acogida del Gobierno cubano. Y lo mismo ocurre con La Lucha", donde nada se vende ya. "Nos robaron casas, negocios y una vida".

El final de esta historia también es una mezcla de "tristeza y cabreo": "Yo me fui de Cuba en el 61 y mis padres aguantaron un tiempo como pudieron, de mala manera, hasta que salieron de la isla en el 67 sin un céntimo y después de haber sido obligados a firmar un papel por el que cedían todos sus bienes a la revolución. Hicieron un inventario de todo lo que había en casa y tuvieron que entregar hasta un tocadiscos que le habían regalado a una amiga y lo tuvieron que ir a buscar".

Baldomero Álvarez Cristóbal, el padre, "regresó a la aldea, de donde había salido, y allí permaneció un año, hasta que EE UU lo acogió como refugiado cubano. Allí se reunió con su hijo mayor y allí se puso a trabajar con 61 años "en el servicio de limpieza y mantenimiento de un hospital de New Jersey", así que no es de extrañar que Raúl y Pepe sientan rabia cuando piensan, por ejemplo, en el Centro Asturiano de La Habana, "un espléndido edificio modernista construido con el dinero que los currantes asturianos aportaban" y, ahora, en manos del régimen.

"Y todavía, de vez en cuando, el Gobierno asturiano viaja a la isla a rendirle pleitesía a una dictadura comunista que lleva 50 años ahí", lamentan.

El cónsul de Asturias

"Por eso nunca he ido a Cuba", reconoce el cirujano gijonés, que tiene "pocas esperanzas de recuperar nada" y que piensa que "las que lo tienen más fácil son las grandes empresas como Bacardi y el Hotel Hilton, hoy Habana Libre", o las órdenes religiosas, "que perdieron bienes patrimoniales como el Colegio de los Jesuitas de La Habana", porque "son las que tienen dinero para pleitear durante años".

Pero Cuba nunca se olvida, cuenta la empresaria gijonesa María Luisa Gutiérrez, descendiente de otra de las familias expropiadas por Fidel, y nacida en La Habana, adonde viajó su abuelo procedente de Avilés, del que "cuentan que daba trabajo a todos los asturianos que llegaban" y que levantó "uno de los mayores almacenes de la isla". "Lo llamaban el cónsul de Asturias en La Habana", se acuerda. "Casas, fincas... Nos quedamos sin nada. Pero, aunque sea poca, dicen que la esperanza es lo último que se pierde".

Foto Angel